La
sabiduría popular siempre tiene algo a enseñarnos, mi papá siempre acostumbra
decir “en río revuelto, ganancia de pescador”, y creo que el momento actual en
la política salvadoreña es ideal para entender la profundidad de ese dicho
popular.
Edwin Lima
Desde que
la campaña electoral dió inicio, y eso ya hace más de un año, se comenzaron a
ver una serie de movimientos en la arena política salvadoreña, algunos
recolectando firmas para formar un nuevo partido, otros articulándose para
lanzar la candidatura de un expresidente, y más algunos intentando firmar
acuerdos de apoyos políticos para poder continuar mamando de las tetas del
Estado.
Pero entre
esos movimientos algunos no dejan de llamar la atención, en particular aquellos
que salen de un extremo del espectro político para el otro, fenómeno que de
nuevo no tiene absolutamente nada. Veamos algunos ejemplos.
Tenemos el
caso del famoso “analista” político Dagoberto Gutiérrez que tras su fracasado
intento de formar un nuevo instituto político que lo lanzaría como
presidenciable para las elecciones de 2014, se sienta a conversar con nada más
y nada menos que Elías Antonio Saca a quien llegó a llamar de “amigo”.
Tenemos
también el caso reciente de Douglas Moreno que después de haber fungido como viceministro
de Justicia y Seguridad Pública en el “gobierno del cambio” se cambia de lado y
ahora le ofrece su apoyo a la candidatura de Norman Quijano.
Otro caso
reciente es el del caficultor José Antonio Salaverría que, después de ser
expresidente del COENA algunos años atrás, acaba de anunciar la posiblidad de apoyar
la candidatura de Salvador Sánchez Cerén; es curioso leer en la entrevista al
diario digital Contrapunto como declara que “después de la debacle en las
elecciones legislativas y municipales de 2003, tuvo que “recoger los pedazos
que había dejado Paco Flores” y no entiende como puede estar asesorando la
campaña presidencial arenera, encabezada por Norman Quijano”. Acá cabe
preguntarse como es que sólo se dio cuanto de esa debacle diez años después...
Ante todos
estos casos yo no dejo de preguntarme qué es lo que ha pasado acá: ¿quién
cambió, los partidos hacia donde ellos migraron o los ideales por los cuáles esas
personas siempre habían luchado? Veamos el caso de Salaverría. ¿Quién cambió,
Salaverría se hizo revolucionario y ahora abraza los ideales socialistas? O,
¿el proyecto del FMLN no ofrece más ninguna amenaza a los intereses del
patronato?
No es
necesario hacer un profundo análisis del proyecto político arenero para
concluir que en las filas tricolores nada cambió, su proyecto es indudablemente
un proyecto de derechas que defiende intereses
antagónicos a los intereses del pueblo. ¿Pero en el caso del FMLN, podríamos
decir que su proyecto es un proyecto de izquierda pero que mismo así atrae
ahora empresarios que en otros tiempos eran sus archi enemigos? ¿Es su proyecto
una camisa que le queda bien a todo mundo?
En un país
con tantas desigualdades y antagonismos me resulta difícil creer en un pacto de
nación, en un proyecto conjunto donde todas las fuerzas políticas, económicas y
sociales se unen en torno de un único proyecto por el bien del país. No veo a
los Poma o a los Simán ofreciendo prestaciones laborales decentes, ni a las
maquilas ofreciendo condiciones justas y humanas a sus trabajadores, o a los
banqueros cobrando tasas de intereses justas. No veo tampoco a la ANEP
reconociendo que fraudan al Estado através de la elusión y la evasión fiscal;
tampoco me imagino a ARENA reconociendo que le hicieron daño al país con las
privatizaciones, la dolarización o la ley de la impunidad, y que es hora de
rectificar errores y cambiar el rumbo del país.
Delante de
estas constataciones sólo me resta concluir que los principios de los nuevos
socios del FMLN no han cambiado, ellos continuan pensando de la misma forma
como lo han hecho durante toda su vida; y si ellos no cambiaron sólo resta
concluir que quien cambió es el FMLN, su proyecto político es de derechas, no
hay nada de revolucionario en su programa de gobierno y sus ideales socialistas
hacen parte del pasado, si es que algún día los tuvieron.
El país se
encuentra en una encrucijada y ésta no es exactamente la de votar por la
continuidad de los cambios (como reza la propaganda del Frente) o volver al
pasado (con ARENA), y sí la de continuar con los partidos políticos tradiciones
sea este GANA, ARENA o FMLN esperando pacientemente por las migajas que ellos
le tiren al pueblo, o comenzar a luchar por un nuevo proyecto político que
defienda los intereses de los de a pié.
Ese intenso
tránsito entre izquierda y derecha y viceversa apenas sinaliza una cosa, no
existen más partidos de izquierda en el país, la gente se mueve de un extremo
político (y no ideológico) hacia el otro porque al final de las cuentas son
todos iguales.
La fundación
de un nuevo instituto político con un verdadero proyecto de izquierdas es
urgente.