Saturday, 31 March 2018

IZQUIERDA SALVADOREÑA: LA NECESIDAD DE RECOMENZAR DE CERO.

IZQUIERDA SALVADOREÑA: LA NECESIDAD DE RECOMENZAR DE CERO.
Después del descalabro electoral que el FMLN sufrió el cuatro de marzo pasado, muchas voces se han levantado para pedir la cabeza de la cúpula del FMLN, a lo que ellos respondieron tajantemente: No renunciaremos. Pero al parecer el foco de todo esto es el partido y su sobrevivencia, y no la visión/proyecto de país que es necesario tener para poder realmente avanzar, por lo cuál, en lugar de buscar una solución quieren perseverar en el error creyendo que basta con cambiar la cúpula para curar el cáncer terminal del cual adolece el FMLN.
El FMLN es un organización que se conformó de otras cinco organizaciones que tenían visiones y hasta intereses diferentes, pero que se juntan para poder atacar o defenderse del estado opresor, pero apesar de estar agrupadas dentro de un única organización continuaron actuando de manera autónoma y asíncrona. Al acabar la guerra, se desmontan oficialmente las cinco organizaciones y se forma lo que vino a ser el FMLN partido político.
Resulta que el FMLN pasa a ser dominado por un par de esas organizaciones y un puñado de individuos, y hasta el día de hoy, las heridas de esa subdivisión no han sido superadas, y a cada vergaseo que se les viene encima, en lugar de unirse como partido para resolver los problemas, las heridas de la división se aprofundan más y cada organizacion, que oficialmente no existe más, se agrupa para atacar o conspirar contra la otra.
Esto sin dejar de decir que la organizacion es altamente jerarquica, verticalista y autoritaria, donde quien está arriba hace lo que quiere con los que están abajo, principalmente ignorándolos y tomando decisiones de la misma manera como se tomaban durante la guerra: los de abajo obedecen y los de arriba mandan, incluso si la orden es una purga, purga que en aquellos tiempos le costó la vida a millares de militantes guerrilleros.
Pues esa organización que intestinamente vive dándose verga, tiene la pretensión que va a poder sacar al país adelante, cuando ni ella misma consigue resolverse.
No nos equivoquemos, se necesita algo diferente, tanto en su estructura interna cuanto en la visión de país, y ni de un lado ni del otro, hoy por hoy, el FMLN reune los requisitos que una verdadera y nueva izquierda del siglo XXI necesitaria para poder realmente dar ese paso de calidad que pueda traer transformaciones estructurales profundas al país que le garanticen a su gente una vida digna.
El FMLN adoptó para sí todos los vicios de la derecha: la corrupción, el nepotismo, el compadrazgo, el verticalismo, autoritarismo, prácticas que hasta el día son la marca más fuerte de esa organización. Pero esas prácticas no eran apenas de la derecha en cuanto tal sino que de la sociedad dentro de la cuál surgió.
Al negarse la cúpula a renunciar ante el descalabro electoral, apenas demuestra como está aferrada al poder, y no se trata apenas de un cargo, mas de toda una serie de acuerdos y negocios inconfesables que han sido hechos a partir de la cúpula partidaria, cuyos tentáculos se extienden através de todo el tejido empresarial, político, legal e incluso criminal del país.
Eso hace del FMLN una organización extremamente compleja, y ante esa situación, imaginarse que el FMLN se va a reinventar sólo por cambiar a la cúpula, es imaginarse que se pueden separar los ingredientes de una comida una vez que han sido licuados.
El cáncer del FMLN está demasiado avanzado como para ser curado por un simple cambio de su cúpula, se trata de una estructura política que no puede más ser aprovechada para la creación de un nuevo proyecto de nación. Para que una nueva izquierda pueda surgir es un imperativo que el FMLN vaya menguando a través de los años y pleitos electorales, hasta que su presencia y hegemonía sobre la izquierda salvadoreña no sea más perceptible, y deje de constituir un estorbo para el inicio de algo nuevo.
Es lamentable que ARENA haya sido el gran triunfador de ese pleito electoral, pero a veces es necesario, para poder avanzar, dar algunos pasos hacia atrás en busca de la última encrucijada donde todavía se sabía el camino. Ese nuevo caminar de la izquierda salvadoreña no puede más ser dado de la mano del FMLN, tiene que ser un caminar nuevo, diferente, sin caudillos, sin mesías. Pero no nos equivoquemos, no confundamos un proyecto de país con un proyecto de poder. El poder tiene que se alcanzado cuando se tenga una clara visión de lo que se quiere y como se puede alcanzar.
El camino es arduo y largo, y sólo aquellos que tienen en su ADN la paciencia y la perseverancia como virtud, podrán hacer parte de esa nueva organización que tarde o temprano surgirá. Pero no se apuren, serán diez, quince o quien sabe veinte años para que se pueda dar a luz a lo que se desea incubar, y aquellos que desde ya andan buscando sus derroteros electoreros para el próximo pleito electoral no están calificados para hacer parte de lo que vendrá hacer la nueva y verdadera izquierda salvadoreña.