La Prensa Gráfica Datos (LPG Datos) publicó la segunda semana del mes de diciembre de 2021 una encuesta sobre el nivel de aprobación del presidente Bukele a dos años y medio de haber iniciado su gestión el primero de junio de 2019.
A la pregunta "¿Usted aprueba o desaprueba el trabajo que ha realizado Nayib Bukele como presidente hasta el momento?" El 48.6% respondió que aprueba mucho, mientras que el 36.5% dijo que "aprueba algo"*. Sumando los resultados de estas dos respuestas LPG Datos concluyó que el presidente goza de 85.1% de aprobación por parte de la población, un resultado que sinceramente me parece dudoso considerando que, sin excepción, los niveles de aprobación en las áreas de educación (70.1%), economía (47.7%), política (67.3%), salud (80.3%) y seguridad pública (63.4%) - aunque salud presentó un nivel de aprobación alto - en todos los temas encuestados observamos una clara tendencia a la baja.
También no deja de llamar la atención que entre los principales fracasos que fueron encuestados la población consideró como los tres mayores la implementación de la ley bitcoin, la inseguridad y el aumento de los precios de la canasta básica.
Apatías aparte, no puedo dejar de reconocer que apesar de un claro aumento en el descontento de la población, a dos años y medio de gestión, el nivel de aprobación de la administración Bukele continua alto, más alto que aquello que las últimas tres marchas pudieron mostrar.
¿Pero como se explica que el presidente continue surfando en esa ola de popularidad delante de tanto escándalo de corrupción, deterioración de las cuentas públicas, aumento de la canasta básica, inseguridad pública, etcéra? Considero como factores fundamentales sobre los cuáles la popularidad del presidente se sostiene los siguientes:
1. La pesada maquinaria de propaganda de la cuál el gobierno dispone y que mantiene a la población en la ignorancia y en el engaño ocultando la realidad de la situación del país.
2. El desgaste que los partidos tradicionales han sufrido con la llegada de Bukele al poder y de sus pasa papeles a la Asamblea Legislativa.
3. La acelerada ejecución presupuestaria que se traduce en obras de alto impacto mediático, entrega de beneficios sociales y una campaña de vacunación que, irregularidades aparte, ha sido bastante efectiva.
4. El bajo nivel de comprensión de nuestra población de los temas de nación, en particular en áreas como economía y política internacional, que son las áreas que más están golpeando al país en los días recientes.
Estamos delante de un presidente teflón, escándalos vienen, escándalos van, pero al parecer a él nada se le pega. En su anhelo de encontrar un mesías que pueda sacar al país de la miseria en que se encuentra la gente está dispuesta a renunciar incluso a su capacidad de cuestionar las decisiones presidenciales, y prefiere creer que el presidente es un "enviado del Señor" y que él sabe por tanto lo que está haciendo.
Pero la realidad habla más alto y aunque el grueso de la población no esté entendiendo lo que está pasando, no sólo las relaciones internacionales se están deteriorando (en particular con nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos) a pasos acelerados como también las cuentas públicas se encuentran en este momento en una situación crítica. Infelizmente la población carece de capacidad técnica para entender que el país se encuentra en este momento con un alto déficit fiscal, con una deuda pública a punto de reventar, con las fuentes de financiamento agotadas, en particular con su principal fiador el FMI.
Para el 15 de diciembre de 2021, "el EMBI (indicador de bonos de mercados emergentes) de El Salvador alcanzó los 14.21 puntos básicos, rompiendo un nuevo máximo histórico", noticiaba La Prensa Gráfica **, lo que implica que si El Salvador quisiera pedir financiamiento en el mercado en este momento no pagaría una tasa de intereses inferior a los 14% anuales, lo que quiere decir que para un préstamo de 1300 millones (el valor que estaba negociando con el FMI) el país pagaría un valor de 182 millones de dólares sólo en concepto de intereses sin amortizar un sólo centavo, eso sin contar lo que actualmente el país paga en servicio de la deuda actual que supera los 24 mil millones de dólares.
¿Pero cuáles son las opciones del gobierno? Yo considero que en este momento, delante del cierre de las fuentes de crédito, Bukele se está barajeando tres opciones a saber:
1. La emisión de un bono bitcoin por el valor de mil millones conforme anunció en la conferencia de bitcoin y blockchain en la playa de Mizata en noviembre recién pasado. Sin embargo, esta emisión tiene dos problemas. Uno, ¿será que realmente los bitcoiners le confiarán a Bukele mil millones de dólares a sabiendas que el país está quebrado? Dos, imaginemos que se los confíen, ¿quién dice que el bitcoin continuará aumentando de precio conforme lo ha hecho en los últimos meses/años?
2. La re-estatización del sistema de pensiones que no pasaría más que de un truco contable y no de una fuente real de financiamiento. Lo explico. Las AFP's han estado comprando durante muchos años deuda del gobierno, lo que ha comprometido buena parte de los recursos disponibles que no son sino los ahorros de los trabajadores. Eso quiere decir que si el gobierno estatizara las pensiones esa deuda podría ser removida de la contabilidad estatal, lo que le abriría espacio para adquirir más deuda. Pero ojo, que quiten esa deuda de la contabilidad estatal no quiere decir que la deuda deja de existir porque a final de cuentas alguien tendría que pagar las pensiones futuras. Por lo cuál resta saber si el mercado se tragaría el truco y pasaría a prestarle más dinero a Bukele.
3. La desdolarización de la economía. Bukele ha contratado a la empresa Algorand para que le desarrolle infra-estructura de blockchain. Hay un proyecto piloto para crear contratos digitales en el sistema del registro de la propiedad el cuál está siendo desarrollada por esa empresa. Con esta infra-estructura Bukele estaría sentando las bases para la creación de una moneda digital propia através de la cuál se podría desdolarizar la economía lo que por su vez le permitiría emitir moneda digital sin tener que contratar deuda para pagar las cuentas públicas. Como consecuencia de ello el país entraría en una escalada inflacionaria y una desvalorización de dicha moneda lo que hundiría el país en una crisis económica sin precedentes. Quería llamar la atención del lector y recordarle que la implementación de la ley Bitcoin ha sido fundamentalmente un fracaso.
Delante de la falta de opciones realmente viables cabe preguntarse por qué Bukele insiste en su escalada autoritaria, persecución a la prensa, secuestro de los tres poderes, pleitos con los Estados Unidos, y su negativa constante en someterse a los controles tanto por parte de la población y las instituciones de contraloría como también por parte de la comunidad internacional. ¿Está Bukele realmente convencido que los bitcoiners vendrán al rescate del país cuando no sobre más ninguna institución que confíe en el país?
Personalmente creo que no. Yo considero que mucho más allá de las fuentes de financiamiento y la gobernanza, Bukele tiene una agenda paralela que la población no conoce. Otros regímenes con la misma o semejante agenda autoritaria también han llevado a sus países hasta las últimas consecuencias con tal de alcanzar sus objetivos o simplemente salirse con la suya, aunque eso tenga como implicaciones el hundir a sus países en una crisis económica profunda, por lo cuál no veo por qué Bukele no pueda hacer la misma cosa con tal de alcanzar sus objetivos inconfesables.
Conforme él dijo en la asamblea general de la ONU, El Salvador estaría renunciando al camino del multi-lateralismo y escogiendo "El camino hacia nuestro desarrollo y primero Dios, un ejemplo para otros países del mundo"***. Pero ese camino implica obviamente no someterse al control de organizaciones como la ONU, OEA o FMI, ya que si no depende de ellas, ¿por qué tendría que rendirle cuentas?
Contrario a lo que Bukele quiere hacerle creer a la población, el gobierno salvadoreño se encuentra en estos momento en serios problemas y, a no ser que Bukele acepte las condiciones que le imponen los organismos internacionales para financiarle las cuentas públicas, el país se avecina a pasos agigantados de una crisis política y económica profunda.