Después de haber
recibido la “bendición” por parte de la administración Reagan en 1981 y
aprovechando el internamiento hospitalar del teniente general Jorge Rafael Videla por causa de problemas
cardíacos, Leopoldo Fortunato Galtieri, también militar, asume la presidencia
de facto de la República Argentina en diciembre de 1981.
La dictadura
militar que tuvo inicio en 1976 a raíz del golpe contra Isabel Perón se encontraba
en 1981 ya en su ocaso. El descontento entre la población era generalizado, la
represión era cruel y las medidas económicas tomadas por el gobierno militar no
parecían surtir el efecto deseado, y con la inflación en ascenso y el PIB en el
sentido contrario, la dictadura militar se desmoronaba. Galtieri entiende que
necesitaban elevar la moral del régimen para evitar la transición democrática, emprendiendo
así la llamada Operación Rosario desembarcando el 2 de abril en la Isla Soledad
(parte de las Islas Malvinas) partiendo del presupuesto que el enemigo británico,
por causa de la distancia, se vería imposibilitado de reaccionar a la investida
militar argentina.
El pueblo vibra,
el nacionalismo gana fuerza y la moral del régimen militar se eleva. El resto
es historia, con la ayuda del régimen chileno de Augusto Pinochet, los
británicos reaccionaron derrotando a los argentinos que se rindieron el 14 de
junio de 1982. Los eventos en las Malvinas marcaron el comienzo del fin del
régimen militar, obligando a Galtieri a que renunciara a la presidencia
argentina el 17 de junio de 1982. En 1983 Raúl Alfonsín, que lideraba la
oposición, asume la presidencia del país dando inicio de esa forma a la
transición democrática.
Este relato
encuentra su paralelo en la actual “crisis” que se ha generado con el hermano
país Honduras, a raíz de las sutiles amenazas que el presidente Porfirio Lobo
le hizo a nuestro país cuando exhortó al presidente Funes a “no permitir que se
allane el camino a otros medios”. Por su parte, el ministro de defensa
hondureño no quiso quedarse atrás de Lobo declarando que “…se ha hecho uso de
los recursos para demostrar y ejercer el derecho que tiene Honduras de
establecer su soberanía... Lo voy a seguir haciendo si es necesario para
defender la soberanía nacional”.
Pero a pesar de
las amenazas considero en este momento (ni nunca claro está) que ni El Salvador
ni Honduras se podrían dar el lujo de iniciar otra “guerra del futbol” por
causa del conflicto territorial con el Golfo de Fonseca. Pero entonces, ¿por
qué tanto el presidente Lobo como su ministro de defensa engruesan el tono de
las declaraciones llegando prácticamente a amenazar con agresiones militares a
nuestro país? Las razones, a mi ver, son las mismas que tuvieron los militares
argentinos al final de la dictadura en 1982 al ver el régimen sucumbir. Pero vamos
a los hechos.
Honduras se
encuentra en este momento en una situación verdaderamente crítica. Después del golpe
de estado en 2009, la situación en los últimos cuatro años se ha deteriorado considerablemente,
el país es considerado en este momento el más peligroso del mundo constituyendo
uno de los puntos más importantes de tráfico de la droga que viene de Sudamérica
con destino a los Estados Unidos. La policía ha perdido la credibilidad delante
de la población y a muchos de sus miembros se les acusa de cobrar “rentas” a
los ciudadanos para complementar sus salarios. Muchos periodistas, taxistas,
policías y activistas de causas
homosexuales han sido asesinados. Y para empeorar la crisis el Legislativo
destituyó cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia que estaban obstaculizando
al gobierno de Lobo al declarar inconstitucionales algunas leyes que habían
sido aprobadas por el Congreso (cualquier semejanza con El Salvador es pura
coincidencia).
El gobierno central
enfrenta serias dificultades para pagar sus cuentas y las facturas sin pagar de
los proveedores ya ascienden a 4% del PIB. Como si todo eso fuera poco, la
agencia Moody bajó la clasificación de riesgo de la deuda hondureña para
negativa empeorando así las posibilidades de conseguir financiamiento en el
mercado.
Pero el tiro de
gracia para la problemática hondureña le fue dado esta semana por el reporte del
Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas que coloca a Honduras en la
posición número 120 perdiendo apenas la última y penúltima posición en América
Latina para Haití y Nicaragua que se encuentran en los puestos 161 y 129
respectivamente.
Delante de ese
cuadro la credibilidad y la popularidad del gobierno de Porfirio Lobo andan por
los suelos por lo cual no sorprende que ante un conflicto territorial que podría
perfectamente ser resuelto por la vía del diálogo y de la diplomacia, en semejanza
al dictador argentino en el caso de la guerra de las Malvinas, el presidente
hondureño y su ministro de defensa opten por las amenazas apelando al
nacionalismo de la gente para elevar la popularidad del gobierno levantando así
una cortina de humo que busca ocultar los serios problemas internos que el país
vecino enfrenta.
No creo que tales
amenazas trasciendan a la agresión bélica pero considero ante todo que la vía
del diálogo y la diplomacia deben anteceder a cualquier otro medio para
resolver las diferencias entre los gobiernos hermanos centroamericanos. En este
sentido, la postura pacifista y negociadora que el presidente Funes ha adoptado
es más que oportuna y acertadísima ante las amenazas de su homólogo Porfirio
Lobo.
Edwin Lima
Edwinlima.blogspot.com
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No entiendo la extremada poca participacion de los lectores en todos los foros de El Salvador en los cuales participo.Podrian ustedes explicar esta marcada indiferencia?
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