Las últimas semanas han sido muy intensas, los dos partidos hegemónicos han intentado de todas las formas posibles levantarse de entre las cenizas y luchar con uñas y dientes contra la candidatura de Nayib Bukele. Ya Bukele por su parte no ha escatimado esfuerzos desde que fue expulsado del FMLN por hacer valer su candidatura y ha venido driblando todos los obstáculos que le han puesto los partidos hegemónicos, desde impedirle que fuera candidato por el movimiento Nuevas Ideas, pasando por el cancelamiento el CD, hasta todo tipo de ataques a su persona, siendo estos justificados o no.
Delante de todas esas vallas, Bukele finalmente encuentra un puerto seguro y lanza su candidatura presidencial através del partido GANA. Sin embargo, este último movimiento puede, antes de ser una jugada muy astuta, acabar siendo un disparo en el pié. En primer lugar, lejos de mostrar voluntad de servirle al pueblo salvadoreño através de la presidencia, muestra con sus actitudes no apenas ansia de poder o inmadurez al hacer de la presidencia una obsesión; en realidad más allá de todo ello Bukele da claras señales de desespero, de una busca frenética de alcanzar la presidencia a cómo dé lugar, conforme ya señalaba en un artículo anterior. Y a raiz de ese desespero acabó pasando por encima de dos cosas fundamentales en todo su discurso: la idea que estaba formando un partido horizontal, pero contradictoriamente ignoró las bases del movimiento Nuevas Ideas en todo ese proceso de decisión y principalmente de negociaciones (que hasta el día de hoy nadie conoce) junto al partido GANA. De igual forma su bandera de lucha y combate a la corrupción cae por tierra al inscribirse en un partido fundado por uno de los mayores corruptos que el país ya conoció(Tony Saca) y compuesto por personas de dudosa reputación como por ejemplo Guillermo Gallegos.
Estas dos razones han sido suficientes para que mucha gente comience a cuestionar la candidatura de Bukele y sus verdaderas intenciones, lo que ha tenido como consecuencia que incluso gente de peso como Dagoberto Gutiérrez y Paul Steiner le hayan retirado su apoyo públicamente; pero no sólo ellos, las bases y muchos líderes del movimiento Nuevas Ideas están mostrando su descontendo y tomando distancia de la candidatura de Nayib.
La candidatura de Nayib Bukele se hunde, su poder de influencia en el electorado está disminuyendo y a ese paso no creo que consiga llegar a febrero de 2019 con apoyos suficientes como para irse a una segunda vuelta, ya sea contra ARENA o contra el FMLN. Bukele sólo tiene dos alternativas en este momento: darle continuidad a su capricho cueste lo que cueste, o renunciar a la candidatura presidencial (mientras aún hay tiempo) negociando así junto al FMLN el apoyo a la fórmula Hugo-Karina; o, alternativamente, arrisgarse a perderlo todo después de una derrota en 2019, lo que le lanzaría al ostracismo político y eventualmente a la quiebra de sus empresas.
Bukele ha apostado todo su capital político y económico en este juego, ahora es todo o nada.