Tuesday, 12 February 2019

GOLPE AL INTERIOR DEL FMLN




Comienzo este texto con una afirmación: La política se hace de lo que no se ve. Quien cree que entiende la política a partir de lo que aparece en los medios, definitivamente no ha entendido nada y quizás nunca lo hará, su visión es corta y lo que le recomendaría es que piense más un poco en lo que hay detrás de cada noticia que alcanza los medios de comunicación. Habiendo dicho esto vayamos a lo que realmente importa

Después de innumerables provocaciones públicas de parte de Nayib Bukele hacia el FMLN, algo que Bukele venía haciendo desde ya hacía varios meses, sino años, el descontento en las filas del FMLN, en particular en la CP, era notorio, y conforme el tiempo iba pasando las críticas y las provocaciones se hacían más intensas. Las tensiones llegan a su punto más alto delante de la ambición del ahora presidente electo de la República callcentera y maquilera de El Salvador de postularse a la presidencia por el FMLN en las elecciones de febrero de 2019, conforme el plan original que había sido negociado entre la CP, Nayib Bukele y lo más probable Armando Bukele(QEPD).

El plan tanto de Bukele como de la cúpula para llevarlo a la presidencia alza el vuelo cuando el joven político gana las elecciones para la alcaldía de San Salvador alcanzando así proyección nacional y como consecuencia disparando su popularidad a las alturas. Desde la comuna capitalina Bukele comienza a realizar obras de alto impacto mediático, las personas comienzan a entusiasmarse con la idea de una eventual candidatura presidencial, y si un par de años atrás Bukele negaba contundentemente sus intenciones de postularse a la presidencia de la República, a esa altura tal ambición no podía ser más escondida  tanto por su persona como por la militancia e incluso por la propia cúpula. Sin embargo, lo que antes parecía un camino natural pasa a generar serias dudas al interior de la Comisión Política del FMLN.

PRIMER ACTO: LA MANZANA DE LA DISCORDIA.

Tal situación comienza a generar más y más fricciones a medida que las elecciones de 2018 se aproximaban, alcanzando su punto más alto el seis de septiembre de 2017 cuando se da el incidente de la manzana de la discordia en reunión del consejo municipal de la comuna capitalina. Para refrescarles la memoria les recuerdo lo que sucedió: Se da una discusión entre la concejal Xochitl Marchelli que según su propio testimonio es agredida verbalmente por Nayib Bukele e incluso en su enojo este le lanza una manzana que no la impactó porque ella se apartó. A raiz de ese incidente, en sesión extra ordinaria del tribunal de ética Bukele es expulsado del FMLN bajo los siguientes alegatos (fuente LPG *):

Según el Tribunal de Ética del partido de gobierno, éstas son las causas por las que el alcalde Bukele es expulsado de la institución:

1. Promover prácticas que generan división interna con argumentos de conducta personalista.
2. Violar la carta de principios, objetivos, estatutos, reglamento y demás normas que rigen el partido.
3. Realizar actos difamatorios, calumniosos e injuriosos que dañen la imagen y honor de una persona miembro o militante del partido.
4. Irrespeto a los derechos humanos de la mujer en clara violación a los carta de principios y estatutos del partido.

(fin de cita)

SEGUNDO ACTO: LA RECOLECCIÓN DE FIRMAS Y EL CANCELAMIENTO DEL CD.

A raíz de la expulsión, Nayib Bukele llama a la población a organizarse y a formar el movimiento Nuevas Ideas que posteriormente es registrado como partido político después de haber conseguido recolectar 200 mil firmas en tiempo record. Lo demás ya lo sabemos, Bukele es impedido de candidatarse por NI porque los plazos para eleccionas primarias ya habían pasado, lo intenta por el CD, que es cancelado como partido político y al final acaba candidatándose por GANA a partir de donde de manera avalasadora, GANA la presidencia de la República.

Hasta el momento la historia no aporta ningún elemento nuevo, sin embargo, dejen que les pregunte, qué habría pasado si Nayib Bukele hubiera renunciado al FMLN? La repuesta es obvia, Nayib no podría haberse candidatado por cualquier otro partido porque tal actitud habría constituído transfuguismo. Más una pregunta, qué habría pasado si Nayib Bukele hubiera permanecido en las filas del Frente y la CP hubiera aceptado su nominación a la presidencia de la República? La respuestas es doble: primero, Nayib habría ganado la presidencia de la República incluso por un margen muy superior al que alcanzó solo, pero no sólo eso, el FMLN habría salido fortalecido de la disputa y por ende la CP, o sea, Ramiro, Salvador, Medardo, Norma, Zoila, Lorenzana, entre otros habrían fortalecido su posición dentro del partido. Pero de ser así, por qué la cúpula no permitió que Nayib se candidatara? La respuesta más obvia para mí es que las condiciones que Bukele les impuso eran premeditadamente inaceptables.

Qué sucedió entonces? Se monta toda una trama que justificaría la expulsión de Nayib Bukele. Xochitl es un elemento fundamental de esa trama planeada cuidadosamente no apenas por Nayib Bukele como por alguien dentro del FMLN a quien le interesaba la candidatura de Nayib Bukele pero fuera de las filas del partido, y esa persona sólo podría ser alguien que tuviera serias divergencias con la CP, se les ocurre algún nombre? Exacto, yo también pensé en esa persona.

Intermezzo: alguien aquí cree que sin un control territorial semejante al que el FMLN tenía Nayib Bukele habría sido capaz de mover tanta gente para recolectar 200 mil firmas?

TERCER ACTO: HUGO ES LANZADO CANDIDATO.

Con el incidente de la manzana de la discordia, la cúpula pasa a usar eso como justificativa para la expulsión de Bukele, pero no se dan cuenta que en realidad han caído en una trampa, la expulsión de Bukele implicaría en lo que el 3 de febrero fue presenciado, la victoria avasaladora de Nayib Bukele. Sólo eso? Claro que no! A seguir la pantomima de los conspiradores continua. Cuando Gerson Martínez es lanzado como candidato favorito por la cúpula del FMLN, el grupo de Oscar Ortiz, como de todos es sabido, lanza a Hugo Martínez que al final acaba ganando la nominación para la candidatura presidencial. Pero todo esto no pasa de una pantomima, las cartas estaban marcadas, los dados cargados y la derrota de Hugo ya estaba anunciada, pero lo que se avecinaba no tenía precedentes en las filas del FMLN. Con la bochornosa derrota de Hugo Martínez la autoridad de la cúpula pasaba a ser cuestionada, la militancia enfurecida pasa a exigirle la renuncia pero antes que eso se diera y la CP fuera forzada por la militancia a renunciar, esta se adelante a los hechos, anuncia que convocorá a un Congreso Nacional para elegir a una nueva cúpula pero sentencia, ninguno de los actuales miembros de la CP puede candidatarse, incluído en ese grupo a Oscar Ortiz, que en realidad no es miembro de la CP.

El grupo que conspiró toda esta trama en 2017 sabía lo que estaba haciendo y sabía que Nayib Bukele era un caballo ganador dentro y fuera del FMLN, pero también sabía que para forzar su expulsión Bukele tendría que imponerle condiciones inaceptables a la CP, quien por su vez, movidos a ego y poder, jamás las aceptarían. El resto es historia, Hugo entra a la disputa no para ganar, muy por el contrario, a sabiendas de que perdería, pero accede a hacer parte de la bromita a cambio de que le aseguraran su futuro político.

Ahora a la cúpula sólo le resta intentar rescatar los despojos e imponer a sus candidatos para una futura CP, cosa que el gran opositor de la cúpula hará igualmente. El fin del FMLN está cerca, el partido carece de cuadros capaces de democratizar el partido, de enseñarle a la militancia la autonomía, el espíritu crítico, y aunque lo intenten, el futuro más probable del FMLN es su reducción a tercera sino cuarta fuerza política.

CUARTO Y ÚLTIMO ACTO: NAYIB PRESIDENTE.

Nayib gana avasaladoramente las elecciones del 3F y tres días después pasa a reportarse a la Embajada Estadounidense, que a lo que todo indica, también hacía parte de la trama. El resto aún está por venir, pero una cosa es verdadera, de esa el FMLN no logrará levantarse tan fácilmente, la CP ha sido destronada y el gran ganador de toda esta trama es Nayib Bukele y el grupo liderado por Oscar Ortiz.


* https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Nayib-Bukele-expulsado-del-FMLN-por-estas-razones-20171010-0075.html

Sunday, 10 February 2019

RETROSPECTIVA ELECTORAL Y LA URGENCIA DE UNA NUEVA IZQUIERDA

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El tres de febrero marcó el fin de la hegemonía de los dos grandes partidos oriundos de la guerra civil salvadoreña, los cuáles tienen en su base fuertes trazos del militarismo caracterísco del conflicto armado de la década de los 80. ARENA surge como el brazo político de la derecha en respuesta al golpe de Estado del 15 de octubre de 1979, evento que pone un fin a las dictaduras militares que habían marcado buena parte del siglo XX desde el golpe que lleva al poder al general Martínez en 1932. Pero irónicamente, ese brazo político que buscaba posicionarse como alternativa civil para las elecciones de 1982 fue fundado por el fallecido militar retirado Roberto D'abuisson Arrieta.

De igual forma el FMLN, formado históricamente por las cinco organizaciones guerrilleras a saber: PCS, FPL, ERP, RN y PRTC, deja de ser el brazo militar de la izquierda salvadoreña y se convierte a raíz de las resoluciones plasmadas en los acuerdos de paz de Chapultepec, en un partido político que hace su estrella en la arena política salvadoreña en las elecciones de 1994.

A partir de ese año, los partidos tradicionales como el PDC y PCN pasan a segundo plano y la política salvadoreña pasa a ser dominada por el bipartidismo que alcanza su punto más alto en el año 2009 cuando el pueblo le da la espalda al partido ARENA para darle el beneficio de la duda al FMLN que toma el poder por la vía democrática por primera vez, aliado con un "outsider", el periodista Mauricio Funes, quien asume el poder con gritos de campaña como "no me temblará la mano con los corruptos", pero que al final, como de todos es conocido, acaba fugitivo en Nicaragua después de ser imputado por la Fiscalía para que explique el paradero de 350 millones de dólares que desaparecieron de las arcas del estado en el período en que gobernó el país.

En 2014, el otrora compañero de fórmula de Mauricio Funes, el ex-comandante y líder de las FPL Salvador Sánchez Cerén, asume la presidencia de El Salvador dándole así más un golpe fuerte a ARENA que no consigue recuperarse de su derrota de 2009. La promesa electoral del FMLN a partir de ese momento sería la de profundizar los cambios iniciados por Mauricio Funes, dándole así continuidad a programas sociales como el vaso de leche, el paquete escolar, los zapatos y los uniformes, la semilla mejorada, los subsidios, entre otras cosas, que al final de 10 años de gobierno de izquierda, si por un lado pueden ser catalogadas como medidas populares que tuvieron un impacto positivo en las camadas menos favorecidas, por el otro, fueron incapaces de cumplir las promesas de cambios y reformas estructurales que el FMLN durante muchos años le había prometido al pueblo salvadoreño. Los salvadoreños se dieron cuenta que todo aquello a lo que el FMLN a principio le hacía oposición, como el nepotismo, la corrupción, el enriquecimiento através del uso del poder, tráfico de influencias, compadrazgo, licitaciones amañadas, falta de transparencia, endeudamiento, neoliberalismo, entre otras cosas que el FMLN siempre criticó y condenó energicamente, se habían convertido en el modus operandi de su gobierno, pero la cacareada justicia social no pasaba de un puñado de programas sociales sin que eso tuviera en realidad un impacto sensible en los ingresos de los salvadoreños de a pié. Igualmente, temas como la seguridad, la protección al medio ambiente, el crecimiento económico, la deuda pública, la salud, educación, dejaron mucho a desear, y pasaron a engruesar el conjunto de promesas sin cumplir después de 10 años de gobierno.

Bajo la justificativa de "la derecha no deja" o "no tenemos la mayoría en la Asamblea", el FMLN se lanza a la disputa de más un mandato presidencial sin conseguir explicarle a la gente como es que en más cinco años de gobierno podría cumplir aquello que en diez no fue capaz. Pero no sólo eso, los diez años de gobierno no podían más ser presentados como vitrina de promesas cumplidas, muy por el contrario, apesar de algunos logros, no sólo la vitrina dejaba mucho a desear, como también la protección descarada al fugitivo ex-presidente Mauricio Funes acaba pesando negativamente a la hora de pedirle el voto a la población salvadoreña, todo eso sin dejar de mencionar a una cúpula retrógada y una militancia domesticada que acaban provocando una fuga en masa de lo que otrora constituyó el voto duro del FMLN.

Es delante de este escenario político electoral que el ex militante del FMLN Nayib Bukele, quien cuidadosamente construyó su imagen desde el seno del propio FMLN através de dos administraciones municipales presuntamente existosas, se lanza en busca del poder através del movimiento Nuevas Ideas que usaría como plataforma política para lanzar su candidatura. El resto de la historia es conocida, la manera como los partidos políticos hegemónicos intentaron bloquear, sin éxito, su candidatura y la manera como Bukele acaba lanzándose como candidato presidencial através del partido GANA, no merecen mayores comentarios, el hecho concreto es que el tres de febrero Nayib Bukele gana las elecciones presidenciales de manera avasaladora, cautivando a los electores a tal punto de conseguir más votos solo que el FMLN y ARENA juntos.

La candidatura de Bukele tenía en su base cuatro pilares fundamentales:
1. La creación de una figura mediática construída cuidadosamente a largo de más de seis años.
2. Un discurso que buscaba facturar en el hartazgo político que la gente nutría hacia los partidos tradicionales.
3. La pésima formación política del electorado que lo hacía presa fácil del discurso de cualquier político que le diera alguna esperanza al pueblo.
4. Una estrategia mediática basada en las redes sociales para promover la imagen de Nayib Bukele.

Con el discurso de cambio, de "nuevas ideas", de promesas de obras de alto impacto mediático, pero con un programa que en poco o nada difería del de sus opositores, Bukele consigue cautivar al electorado. La gran mayoría de las personas no votó por un programa de gobierno, que salvo algunas excepciones, ni siquiera leyeron, las personas votaron en parte por el hartazgo, pero también en una figura que los cautivaba, en particular a los jóvenes y que les decía aquello que ellos querían escuchar, pero que al mismo tiempo se presentaba como un candidato ético, probo y que cumplía las promesas de campaña, aunque en esencia, la gran mayoría de sus promesas no había sido cumplida, pero sí aquellas que más impacto podían generar en la población como es el caso de la restauración del Centro Histórico de la ciudad capital.

Su imagen de empresario de éxito no sería capaz de explicar el "appeal" que Bukele le generaba al electorado, porque desde esa perspectiva su contrincante más próximo, Carlos Calleja, también era un (hijo de) empresario de éxito de uno de los grupos empresariales de más renombre en el país, pero su falta de carisma y su anonimato en la política en el pasado, así como también el fardo que la dudosa reputación de ARENA le imponía a su candidatura, fueron suficientes para que su nombre no consiguiera subir en las preferencias electorales.

Pero la campaña de Nayib no fue impecable, diversos escándalos como el tema del fracasado proyecto del mercado Cuscatlán, donde claramente se pudo ver que el motor de dicha iniciativa era más para favorecer a un viejo socio que ayudar al pueblo; o por qué no mencionar el caso de evasión fiscal que saltó durante la campaña, pero que, aunque todo indicaba que era verídico, mejor dicho, incluso confirmado por la familia Bukele, para citar apenas algunos ejemplos, no fueron suficientes para hacerle entender a la gente que Bukele no era exactamente el candidato que él decía ser. La manera incansable como exigía a sus opositores que donara dinero de la deuda política o de la propaganda estatal para obras de impacto social, contrastaba con el silencio auto-impuesto cuando lo mismo se aplicaba a su socio político GANA, como es el caso de los siete millones que el partido otrora naranja habrá de recibir en concepto de deuda política. Pero porqué no decir que su discurso de exigir que el dinero de la propaganda estatal se usara para fines sociales contrastaba con los tiempos cuando su propia empresa era beneficiaria del dinero de la propaganda del Estado o del propio FMLN. O qué tal si traemos a colación su discurso moralista contra la corrupción y su promesa de una CICIES, pero al mismo tiempo guarda silencio ante los diversos casos de corrupción que recaen sobre varios miembros del partido GANA?

Sin embargo nada de eso fue suficiente para hacer entender a la gente que Bukele no era el candidato que prometía ser. En las redes sociales las multitudes no hacían reparos para insultar a aquellos que tuvieran la osadía de traer a colación las contradicciones de su candidato. Y hoy, ante la avasaladora victoria de Bukele, comenzamos a ver serios indicios de intolerancia y chantaje político por parte de Bukele, altos mandos y sus seguidores. Al parecer, el movimiento que llevó a la victoria a Bukele se siente empoderado para exigirle a los políticos tradicionales apoyo irrestricto al nuevo gobierno so pena de ser lanzados al ostracismo político en 2021. Tal situación puede estar abriendo un precedente peligrosísimo para la frágil democracia salvadoreña, ya que lo peor que le podría pasar al país es ver a Nuevas Ideas-GANA alcanzar la mayoría parlamentaria poniendo en entredicho el concepto de pesos y contra-pesos saludable a cualquier democracia. Si por un lado hemos observado como las negociaciones en la Asamblea se dan através de encerronas y acuerdos inconfesables entre los caciques partidarios, imaginarse que un partido con mayoría parlamentaria pudiera gobernar el país es para ponerle la piel de gallina a cualquiera. La madurez política demanda por un lado humildad a la hora de la victoria, pero por el otro, sabiduría de parte del pueblo para entender que entregarle la mayoría absoluta o calificada en la Asamblea a cualquier partido, es la ante-sala para el autoritarismo y los abusos, cosa que debemos evitar a todo costo.

Lo que queda claro después de la resaca electoral del tres de febrero, es que los partidos tradicionales no le apostaron durante los últimos 30 años a la formación de ciudadanos concientes y responsables, muy por el contrario, su apuesta fue cooptar legiones de personas que serían usadas única y exclusivamente para fines electorales a cada tres o cinco años, sin que se llevara en consideración la inversión en la formación política y conciencia ciudadana que por su vez le daría los subsidios necesarios a los salvadoreños para poder analizar  críticamente la coyuntura, así como también poder hacer una lectura criteriada sobre la realidad del país. Así, ante la falta de iniciativas viables, el país fue incapaz de generar nuevas lideranzas sociales que le dieran origen, forma y contenido a un proyecto de nación capaz de transformar las estructuras de poder fundamentadas en el atraso y la explotación.

Pero la historia es implacable y ahora le pasa factura a los partidos políticos tradicionales que hasta hace pocos días se aprovechaban de la simplicidad de nuestro pueblo,y aquello que un día los favoreció electoralmente ahora le abre paso a Bukele y a su movimiento que también adolecen de los mismos males de los partidos tradicionales, pero las personas han sido incapaces de verlo lanzándoze bovinamente como turba descontrolada a apoyar a un candidato que en esencia en poco o nada difiere de aquello que él mismo critica.

Con una victoria cuantitiva, pero lejos de ser cualitativa, con un electorado tan dócil como el que seguía al FMLN y ARENA, más una vez el país le entrega un cheque en blanco al ganador de la disputa electoral del tres de febrero. Sin formación política ni conciencia ciudadana, lo que le espera al país es imprevisible, aunque de antemano sabemos los límites y los desafíos impuestos por la realidad política, económica y social. La izquierda se queda huérfana, mejor dicho, está huérfana desde ya hace varios años, y para poder cambiar la realidad es necesario mucho más que un esfuerzo político-electorero, es necesario comenzar de cero, educar al pueblo, enseñarle a hacer una lectura crítica de la realidad, definir principios que puedan nortear nuevos esfuerzos con vías a la transformación de nuestra sociedad.

Es necesario reinventarnos como izquierda, redefinir nuestro pensamiento, pasar a hablar el lenguaje del pueblo y definir lo que significa ser de izquierda hoy en El Salvador. El fundamento de cualquer iniciativa de izquierda debe tener en su base principios básicos como la cooperación, el bien común y la solidaridad. Los objetivos concretos como el plato en la mesa, el trabajo, educación, salud y vivienda dignas; la seguridad, el salario justo, el respeto a la diversidad, la igualdad de género, el respeto al medio ambiente y el empoderamiento ciudadado, deben tomar el lugar de las doctrinas políticas de manual que nuestro pueblo ni entiende ni tiene interés, y esa es una realidad inminente en El Salvador y en el mundo entero. Darle cuerpo a las teorías políticas y económicas para no correr el riesgo de perdernos en elucubraciones sin fin, pero teniendo el cuidado de no resbalarnos de manera irresponsable en la anti-intelectualidad y en el falacioso "sin-ideología" tan de moda en nuetros tiempos, nos ayudará a mantener el diálogo constante y constructivo en todos los niveles de nuetra sociedad. La intelectualidad no puede ser usada como pretexto elitista para alejar a las bases que mayoritariamente entienden un lenguaje, el de subsanar sus necesidades básicas. Es el intelectual que debe bajarse de su nube académica, no es el pueblo que tiene que ser forzado a subirse al olimpo intelectual de los académicos e iniciados.

Finalmente, el uso de la ciencia como medio seguro para entender y transformar nuestra realidad social, económica y cultural de acuerdo con principios humanitarios y ambientales fundamentales, será también esencial para la formación de una nueva iniciativa de izquierda que, ante todo, será horizontal, democrática e igualitaria.