Friday, 15 May 2020

MORIR DE COVID-19 O MORIR DE HAMBRE?

A dos meses del inicio de la cuarentena los países europeos en particular están experimentando un incremento diario medio en las tasas de contagio entre 0.3% y 0.7% (ver gráfico 1) mientras que esos números para la región latinoamericana oscilan entre el 4% y 6%, lo que claramente deja entrever una fase diferente del COVID-19 entre el viejo y el nuevo mundo. El Salvador evidentemente, no es excepción y presenta una tasa media de aumento de casos confirmados de 7% en los últimos cinco días lo que lo pone en una situación bastante delicada en lo que dice respecto al incremento de contagios ya que como podemos observar en la tabla uno, si bien pareciera haber una tendencia a la baja en los últimos cinco días, si observamos las últimas dos semanas podemos ver en el gráfico 2 que en realidad la curva de nuevos contagios oscila harmónicamente hacia arriba y hacia abajo, lo que evidentemente nos dice que no hay necesariamente una tendencia hacia abajo, lo que por si solo es preocupante.
Mientras tanto, no sólo la economía desde una perspectiva macro mas principalmente las finanzas de las personas de escazos recursos que no gozan de un trabajo fijo comienzan a dar señales de estar alcanzando el límite de sus fuerzas.
Por su vez el gobierno central, apesar de los esfuerzos para conseguir recursos para palear la crisis, comienza a dar señales que las finanzas públicas se encuentran en aprietos, los ingresos del gobierno que se limitan prácticamente a la recaudación de IVA e impuestos sobre la renta, han disminuído considerablemente a raíz de la caída abrupta en la actividad y economía y el envío de remesas de los hermanos lejanos. En el mes de marzo-abril el gobierno concedió un beneficio a la población de  US$ 300 y en los últimos días ha estado distribuyendo canastas con víveres por el valor de 9-10 dólares (valor mucho más inferior a aquello que la propaganda oficial ecoa en los medios de comunicación). Pero la caja chica estatal se está secando, de enero hasta el presente el gobierno ha recurrido a la emisión de LETES (letras del tesoro) para palear la presión en el flujo de caja, y ha recibido también un refuerzo presupuestario de parte del FMI de US$389 millones de dólares. Igualmente lanzó mano de 25 millones de la caja del ISSS y ha recibido más un préstamo de US$ 20 millones del BID. Pero eso no es suficiente, no sólo las necesidades de financiamiento del gobierno central como las del pueblo se están viendo en aprietos, y aunque a la administración Bukele se le hayan aprobado US$ 3000 millones para poder solicitar préstamos en el mercado internacional, apenas US$ 389 millones de ese montante han sido conseguidos junto al FMI, pero el restante del valor aún ha sido posible, para lo cuál el gobierno ha lanzado mano de las LETEs que vencen el final del año. 
El mercado por su parte le impone tasas de intereses al país entre 9% y 14% para concederle préstamos, lo que presiona más aún el presupuesto, y eso implica que el servicio de la deuda para 2021 será aún más alto, pudiendo comprometer no menos 1500 millones en las cuentas estatales.
Qué hacer entonces, morir de hambre o dejar que la gente salga a las calles a trabajar para levantar su propio sustento, dinamizar la economía y mejorar así no sólo las finanzas privadas como las estatales, pero como consecuencia ver el sistema de salud colapsar con una explosión en los contagios de COVID-19?
Creo que acá lo que es necesario es pensar en un confinamiento inteligente, esto no es una cuestión binaria entre sí y no, blanco y negro, cero y un. Tenemos que salirnos de ese maniqueísmo dañino al cuál la sociedad salvadoreña está acostumbrada, es necesario pensar en medidas que nos ayuden a vencer el COVID-19 sin que eso tenga como efecto la muerte de la economía salvadoreña y la hambruna que ya comienza a asolar a las comunidades menos favorecidas. Pero no nos equivoquemos, de continuar así aquellas familias que tienen mejores ingresos y que están viviendo de sus reservas, o los funcionarios del gobierno, o las personas que aún están recibiendo ingresos de sus patrones, tarde o temprano sufrirán las consecuencias del confinamiento absoluto, en otras palabras, dentro de poco también su fuente de financiamiento se secará. Los únicos que podrán sobrevivir a un confinamiento absoluto serán los ricos.
Por tanto, qué hacer? Enumero algunas propuestas:
1. Aumentar la flota del transporte público al máximo posible para poder transportar menos gente por unidad y así disminuir el riesgo de contagio pero con el aumento de unidades mantener el flujo de pasajeros a niveles razonables.
2. Permitir apenas una persona por asiento en los buses para evitar el contacto directo.
3. Uso obligatorio de mascarillas (lo que es el caso en el país) en el transporte público.
4. Evitar lo máximo posible el uso del dinero para evitar el contagio, lo que implica en pensar en maneras de evitar el pago del pasaje con efectivo.
5. Implementar horarios diversificados para inicio de actividades en los lugares de trabajo. Salvador Montalvo, un internauta recomendaba la implementación de jornadas de trabajo a 24X7. Por ejemplo, las fábricas podrían trabajar en horarios nocturnos. Ya las escuelas podrían funcionar en dos horarios, diurno y vespertino para distribuir el número de alumnos que frecuenten las escuelas simultaneamente. De igual forma los alumnos podrían ir en turnos de tres días por semana en lugar de cinco, y el sábado podría también ser un día escolar. De igual forma el transporte tendría que funcionar en los horarios nocturnos para poder transportar a las personas de sus lugares de trabajo.
6. Las personas que puede trabajar desde la casa deberían continuar haciéndolo de esa manera para no colapsar ya sea el transporte público o las carreteras.
7 Deberían crearse mercados temporales en las colonias para que las personas no tengan que ir a los supermercados masivamente, así se disminuye la posibilidad de contagio.
8. Mantener en todo momento la distancia de 1.5 metros, incluso en los mercados
9. El uso de elevadores deberá ser disminuído al mínimo posible para evitar que las personas entren en contacto.
10. Abrir restaurantes, cafés, bares que dispongan de espacios abiertos, y los que no los dispongan, que se les permita usar los andenes o eventualmente permitir que funcionan en espacios de esparcimiento como parques, áreas verders, terrenos baldíos.
11. Implementación de tarjetas pre-pagas recargables donde las personas puedan cargar su dinero y así pagar con tarjetas en todos los establecimientos, incluso en aquellos del sector informal evitando así la circulación de dinero.
12. Abertura de restaurantes populares donde las personas menos afortunadas puedan ir a comer a bajo o ningún costo.
13. Establecimiento de áreas de circulación en supermercados, mercados, etc, 
14. Incentivar el uso de bicicletas para disminuir la carga en el transporte público.
15. Acabar de una vez por todas con los centros de contención que apenas aumentan el contagio y los costos del gobierno y no contribuyen en nada en el combate al COVID-19.

Esas son apenas algunas recomendaciones, pero sin duda hay muchas otras medidas que podrían ser tomadas, cada sector sea este comercial, académico, industrial, debería hacer sus recomendaciones y el gobierno debería escuchar a cada sector de la sociedad, lo importante es que el país salga de esta situación que lo está poniendo de rodillas y que juntos podamos vencer el COVID-19. 


Tabla-1: El Salvador(última columna multiplicarla por 100)

Gráfico 1: Tasa de aumento casos confirmados en Europa


Gráfico 2: Tasa de aumento casos confirmados en El Salvador


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