El revanchismo político también pone en riesgo los cargos públicos, porque los partidos proceden muchas veces a remover de sus cargos a aquellos funcionarios que simpatizan con el partido opositor.
A cada cambio de administración municipal somos “bombardeados” con denuncias de despidos por parte del alcalde entrante, que evidentemente saca de la comuna a los funcionarios del partido opositor. Pero tal problemática no se limita a las municipalidades sino que también le es característica al gobierno central.
Esa situación es totalmente indeseada e inaceptable porque las cargos públicos no pueden estar sujetos al querer del gobierno de turno, y aunque exista una ley que regula los despidos, la misma es atropellada sea por gente de izquierda o de derecha, que al final quieren poner en los cargos públicos a gente de “su confianza”, o mejor dicho, militantes (y muchas veces familiares y amigos) a quienes les ofrecieron los cargos durante la campaña política.
Esto no puede continuar así y aunque se hagan protestos tanto de un bando como del otro, la situación no va a cambiar y volveremos a ver el mismo problema en el próximo cambio de gobierno, sea este central o municipal.
¿Pero qué hacer? La solución pasa por un cambio radical en la dinámica de contratación para llenar los cargos públicos. Pero antes de presentar una propuesta para resolver este problema me parece importante destacar que los cargos públicos son pasibles de corrupción, el nepotismo por ejemplo(la contratación de familiares) es una práctica muy común entre los políticos. Otra práctica común es la existencia de “funcionarios fantasmas”, que son aquellos que constan en la planilla del órgano público pero que jamás se presentan a trabajar. A parte de ello, no son apenas las municipalidades que sufren de este mal, sino que todos los órganos públicos, y es lamentable que en el país, para poder acceder a un empleo público, sea más importante tener un buen “conecte” que estar capacitado para ejercer una determinada función. El revanchismo político también pone en riesgo los cargos públicos, porque los partidos proceden muchas veces a remover de sus cargos a aquellos funcionarios que simpatizan con el partido opositor.
¿Que se sugiere entonces para resolver este problema de una vez por todas? En muchos países se reconoce la carrera del funcionalismo público la cual es gobernada por la debida legislación y para acceder a un cargo estatal es necesario pasar por las siguientes etapas:
1. El gobierno (central o municipal) publica a través del diario oficial la disponibilidad de vacantes para determinados cargos públicos.
2. Para llenar las vacantes se hace una convocatoria para la realización de un concurso público donde todas las personas interesadas que reúnan los requisitos mínimos pueden inscribirse bajo la presentación de la documentación debida que compruebe que el candidato llena los requisitos debidos.
3. Los concursos públicos consisten en exámenes para determinadas materias que los candidatos deben prestar para probar que están capacitados para llenar el cargo, de tal forma que los candidatos aprobados son convocados a asumir funciones de acuerdo con las notas obtenidas (en orden descendiente) y conforme a la cantidad de vacantes disponibles.
4. Para la realización de los exámenes a ser realizados en el concurso público, el gobierno publica los contenidos programáticos de dichos exámenes y eventuales manuales con los contenidos que serán examinados.
5. Una vez que el resultado del concurso ha sido publicado, se procede a la llamada de los candidatos aprobados en orden descendiente de acuerdo a las notas obtenidas.
6. Se instituye una comisión para cada concurso público que elaborará el contenido de los exámenes y también realizará su calificación una vez que el concurso haya sido prestado por los candidatos.
7. La tarea de la elaboración del contenido deberá ser hecha con muchos meses de anticipación, de tal forma que los candidatos tengan tiempo suficiente de prepararse para prestar los exámenes de las materias exigidas por el concurso público.
8. Tanto la divulgación de los exámenes antes del concurso como el fraude en la calificación de los mismos deberá ser punido con todo el rigor de la ley.
Una vez que un ciudadano haya asumido un determinado cargo público el mismo no podrá ser despedido por gusto y antojo del nuevo edil de una alcaldía por ejemplo, o porque al nuevo ministro se le antoja que quiere que su ministerio sea ocupado por gente de su confianza (léase bandera partidaria). Con la institución de la carrera del funcionalismo público se despolitizarían los cargos públicos y estos serían ocupados no por banderas políticas sino que por ciudadanos salvadoreños independientemente de su preferencia partidaria.
Los únicos cargos que no estarían sujetos a concurso público serían los cargos electivos (alcaldes, diputados, ministros) y los puestos de confianza o de alto nivel como de ministros, cónsules y embajadores, y eventualmente los auxiliares de los diputados en la Asamblea Legislativa, cargos que por cierto necesitan ser legislados con más rigor por el gobierno central.
Se deja registrada la propuesta y se hace la convocatoria para que un señor diputado (a) la proponga a la dignísima Asamblea Legislativa.
Edwin Lima
Excelente propuesta Edwin, muy dificil de aplicar frente a la veteranisima practica de asignar estos cargos a pura conveniencia....
ReplyDeleteDifícil, si lo es, pero merece la pena intertarlo, pues esto no sólo supone justicia, que ya es más que suficiente, sino modernidad. ¿En qué sentido? Pues esto sirve para determinar las capacidades requeridas, las competencias y posiblemente la posibilidad de una instructrucción idonea. Esto puede implicar que el escalfón de la función pública se rija también por concursos internos, con la posibilidad de introducir la práctica de la formación permanente.
ReplyDeleteMe agrada el hecho que No solo se publique criticas(necesarias)Si tambien alternativas. Felicitaciones, y como menciona el sr. abrego, merece la pena intentarlo. Gracias por su aporte, ya que en el partido de izquierda solo existe materia gris.
ReplyDeleteSaludos, desde san fernando morazan.
claudio.