El día 1 de junio
de 2013 se completaron cuatro años de la llegada de Funes y el FMLN al poder. En
su discurso el pasado sábado Funes habló de los cambios implementados por su
gobierno, cambios que han ayudado a los grupos sociales más débiles del país:
los pobres. Se habla del paquete escolar, de las semillas para los
agricultores, de la ley de medicamentos y de las unidades de salud. También se
habla del descenso de los índices de asesinatos, cifras que antes de la
implementación de la tregua llevaron al país en 2009 a ser considerado el más
violento del mundo.
Contrario al
pensamiento de derecha, considero que los programas sociales no pueden ser
menospreciados ni vistos con desdén porque para sus beneficiarios, los pobres,
les han caído como anillo al dedo. Un refrigerio para los niños pobres que
muchas veces llegan con el estómago vacío a la escuela no puede ser subestimado,
mucho menos el dolor de un madre que ve a su hijo, ni que sea un marero pero ni
por eso menos hijo, ser la próxima víctima de la guerra entre las maras.
Sin embargo, hay
cosas que no pueden ser negligenciadas y sobre ellas Funes no dice
absolutamente nada, ni mucho menos su socio el FMLN. En primer lugar, la
percepción de la violencia del ciudadano común no disminuyó, ni mucho menos las
rentas que a diario los micro empresarios y los ciudadanos comunes sufren, eso
sin dejar de mencionar que el gobierno hasta el día de hoy no asumió la
paternidad de la tregua, no la asume como una política de Estado, pero mismo
así insiste en que la disminución de los asesinatos es un producto directo de
las políticas del gobierno, conforme Funes lo destacó en su discurso.
De igual forma,
el país continua sufriendo con dos problemas de base gravísimos, como son los
ingresos y la distribución de los mismos, lo que mantiene a la gente hundida en
la pobreza y al país con un crecimiento económico raquítico. Los ingresos están
directamente relacionados con el subempleo, la informalidad, los bajos salarios
que el empresariado paga; con la dolarización que disminuyó el poder
adquisitivo del trabajador y la competitividad de la ya incipiente industria
nacional; quebró el agro y pasó a generar empleos en el exterior favoreciendo
la importación de bienes en lugar de que los mismos fueran producidos en el
país con mano de obra local.
En lo que dice
respecto al gasto público, podemos constatar que éste aumentó en una media de
17% en relación a la administración de Saca-ARENA, mientras que los ingresos
tributarios apenas aumentaron en un 3%. Y delante de esa relación aritmética
desproporcional se puede llegar a una conclusión lógica y simple: si el gasto
aumentó, pero no así los ingresos fiscales del Estado, la única manera de
financiarlo es através del endeudamiento, lo que nos lleva al siguiente punto.
A finales del año
2008, durante el último año del gobierno Saca, la deuda del sector público no
financiero (SPNF) se encontraba en 7927.6
millones. Ya al final del año de 2009 la deuda rondaba los 10 mil millones de
dólares, para ser exactos se encontraba en 9332.5
millones. En 2010 la deuda alcanzó un valor de 10336.8 millones, y en abril de 2013 ese valor llegó a escandalosos
13480.1 millones (ver gráfico y
tabla). Sin necesidad de tener PHD en economía podemos observar que el
gobierno Funes se ha endeudado en más de 1000 millones de dólares por año y de
seguir esa tendencia – y la está siguiendo- entregará el país con una deuda de
casi 15 mil millones de dólares, o sea, habrá aumentado el endeudamiento
público en más de cinco mil millones, superando así a su antecesor Elías
Antonio Saca que endeudó el país en casi cinco mil millones.
De seguir el país
a ese ritmo en más dos administraciones sobrepasaremos 100% del PIB en endeudamiento
lo que tornará la deuda soberana impagable y comprometerá casi el 50% del presupuesto
(o más) sólo en servicio de la deuda, lo que evidentemente inviabilizará el
país(¡más aún!). Actualmente, conforme nos recuerda Salvador Arias, el país
compromete casi 30% del presupuesto en servicio de la deuda; sólo en 2010, al
tener que honrar el pago de una deuda heredada de ARENA, desembolsamos más de
1400 millones en servicio de la deuda, valor que sobrepasó el presupuesto en
salud y educación.
De igual forma se
puede ver como el ritmo de crecimiento del país continua bajo, crecimiento que
no pasará de una media de 1% en los
cinco años de gobierno de Funes, lo que evidentemente tiene implicaciones directas
en la generación de empleo y en los ingresos fiscales del país. Contrario a lo
que la ANEP dice, el motor del crecimiento económico son las remesas y no la
astucia empresarial, y las políticas del gobierno hasta hoy se han mostrado ineficaces
para estimular la economía.
Para concluir, el
gobierno parece que continua contando con la buena voluntad (pacto de país como
algunos le llaman) del empresariado para resolver la cuestión de la evasión y
elusión fiscal, cosa que evidentemente no va a suceder, y así el endeudamiento
continuará hasta que el país simplemente no le quede alternativa sino decretar
una moratoria desorganizada. Mientras Funes y el FMLN se llenan la boca con los
“cambios de verdad”, al paso que vamos cinco años más serán suficientes para
que el país colapse y en lugar de profundizar los cambios se profundizará la
crisis, que a decir verdad ya es de carácter permanente.
Contrario a lo
que dice la derecha, los programas sociales son definitivamente necesarios e
indispensables en un país con tantas desigualdades, pero si los programas se
hacen a costas de endeudamiento sin una mejora substancial de los ingresos del
país, sin tocar las estructuras responsables por el atraso y la pobreza, los
programas no pasan de paternalismo y populismo puro.
Han sido cuatro
años de estar saludando con sombrero ajeno, el sombrero de las futuras
generaciones que no sabrán cómo pagar una deuda que no adquirieron.
Edwin Lima
edwinlima.blogspot.com
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