Monday, 14 December 2020

SI LAS ELECCIONES FUERAN HOY...


La encuesta realizada por el Instituto Universitario de Opinión Pública(IUDOP) en el mes de noviembre muestra como gran ganador de las elecciones del próximo mes de febrero de 2021 al consorcio político formado por el partido Gran Alianza por la Unidad (GANA) y Nuevas Ideas (NI). Pero a pesar del hecho que las elecciones tendrán lugar dentro de dos meses y medio, creo que la tendencia es inequívoca, el gran ganador es indiscutiblemente GANA-NI, y aunque por el sistema de residuos difícilmente alcanzarán los 70 diputatados conforme lo dijo Nayib Bukele después de ver el resultado de la encuesta(que por cierto ahora no acusa a la UCA de mentir), y aunque los partidos recorran todos los rincones del país en busca de votos, la confianza en los otrora hegemónicos institutos políticos parece estar minada. 

Pero qué implicaciones tendrá el hecho que Bukele pase practicamente a tener el control absoluto del Estado salvadoreño al controlar la Asamblea, lo que le permitirá aprobar todo lo que se le antoje, incluso elegir a los magistradore de la Corte Suprema, de la Corte de Cuentas y Fiscalía General de la República? Muchas en realidad. Primero es bueno recordar que ARENA gobernó el país durante 20 años con control casi absoluto de la Asamblea, lo que le permitió por ejemplo aprobar tres grandes reformas las cuáles han tenido nefastas implicaciones para el país:

1. La ley de amnistía.
2. La dolarización.
3. La privatizaciones de buena parte de los bienes del Estado, entre ellos el sistema de pensiones, la banca nacional, las telecomunicaciones, entre otros.

Pero no sólo eso, al controlar la Corte de Cuentas , la Fiscalía y la Corte Suprema ARENA consiguió saquear el Estado a su antojo sin que nadie se lo impidiera. Sin embargo, ese cuadro cambió en la medida que el FMLN pasó a ganar más curules en la Asamblea. Esa diferencia en la aritmética legislativa permitió por ejemplo que se aprobaran importantes leyes como la de Acceso a la Información Pública, pero también elegir una Corte Suprema que no fuera servil a los intereses de ARENA, pero tampoco a los intereses del FMLN. Recordemos que después de haber elegido a los famosos cuatro fantásticos de la Sala de lo Constitucional, el FMLN junto con ARENA intentaron maniatar a la Sala para evitar que les corrigieran la plana. 

La elección de una Corte Suprema menos de acuerdo con los intereses de los partidos políticos permitió entre otras cosas la persecución del crimen de collarín blanco, y por primera vez pudimos ver detrás de la rejas a dos ex-presidentes y varios de sus funcionarios, cosa que en los 20 años de los gobiernos de ARENA parecía ser algo surreal. Igualmente vimos a dos políticos del FMLN huir del país al ver su libertad amenazada al ser acusados de corrupción, como es el caso de Mauricio Funes y Sigfrido Reyes quienes se encuentran foragidos en Nicaragua y México respectivamente.

Evidentemente estamos lejos de poder celebrar, los partidos en la Asamblea continuan haciendo de las suyas protegiendo a sus corruptos de estimación, como pudimos ver claramente como libraron a Norman Quijano y Ernesto Muyschondt, personas sobre las cuáles recaían claras sospechas de asociaciones ilíticas con pandilleros con quienes habrían negociados prebendas políticas y financieras a cambio de apoyo electoral, entre otras cosas. De igual forma vemos diariamente personajes como Rodolfo Parker, que hoy se presenta como arauto de la justicia, sobre quien recae la acusación de haber destruído evidencia sobre la masacre de los jesuitas, en los tiempos en que él actuaba como abogado de los intereses de la FAES. No podríamos dejar de mencionar a Guillermo Gallegos, que se recetó jugosos viajes por el mundo con dinero público, que tiene contratados más de una decena de parientes en la Asamblea y que igualmente le concedió un subsidio de 500 mil dólares para una ONG fantasma a su mujer. Los ejemplos no son pocos y no creo que exista algún partido que se salve.

Una vez que Nayib Bukele pase a controlar la Asamblea, la posibilidad de investigar la corrupción y el mal uso de fondos públicos por parte del gobierno de turno pasará a ser a cada día más remota, aunque sin duda dedicará todo el poder político del cuál dispondrá para vengarse de sus enemigos políticos dejando en la impunidad a todos sus aliados, funcionarios y a sí mismo.

Pero la historia no falla, y aunque hoy Bukele se esté chupando los dedos ante una inminente victoria, en realidad lo único que podrá parar a Bukele será Bukele mismo como sucedió con el FMLN y con ARENA. Al partido tricolor la gente le dió un voto de confianza durante 20 años hasta que la paciencia se agotó y tras 20 años de mentiras y corrupción le gente resolvió darle ese voto de confianza al FMLN. Durante 5 años el FMLN alegó que la fórmula presidencial no era pura sangre, que no eran gobierno sino que estaban en el gobierno, pero que una vez tuvieran el control completo del Ejecutivo podrían hacer las reformas por las cuáles el pueblo los había elegido. En 2014 el sueño se hizo realidad, y con un candidato que en tesis perdería hasta para un poste, Salvador Sánchez Cerén se convirtió en el presidente de la República junto con su compañero de fórmula Oscar Ortiz, la así llamada fórmula pura sangre. 

Pero qué sucedió? El estribillo de los 20 años de ARENA cinco años más tarde se había agotado y la falta de una f'órmula pura sangre no era más justificativa para no hacer las reformas que el país necesitaba urgentemente. Ante ello el FMLN pasa a alegar que necesitaban mayoría en la Asamblea para poder gobernar y aprobar las reformas necesarias, sin que mostraran en realidad cuáles eran las reformas. Así se pasaron cinco años de excusas pero la paciencia del pueblo se agotó y en 2019 le dieron la oportunidad a Nayib Bukele para que gobernara el país en alianza con el partido GANA. 

A semejanza del FMLN, hoy Bukele culpa a "los mismos de siempre" porque no lo dejan gobernar, porque no le asignan los recursos que necesita para poder sacar adelante el país, y sin mostrar el plano de vuelo que tiene para el país, ciegamente, más una vez, la gente le está dando el voto de confianza como lo hicieron en los últimos 30 años con el FMLN y ARENA.

Personalmente y ante las inequívocas señales que ese gobierno viene dando, la manera como oculta la información, sobre factura compras, miente a diestra y a siniestra sobre la manera como utiliza los recursos del país, le entrega contratos a sus compadres, etc, estamos ante un gobierno corrupto e incapaz que está llevando al país hacia una crisis institucional sin precedentes. Lamentablemente el pueblo sólo entenderá realmente quien es Nayib Bukele cuando vean al país de rodillas delante de los acreedores, cuando vean el Estado salvadoreño saqueado y a Bukele y sus secuaces foragidos, como Mauricio Funes, Francisco Flores(fallecido), Rais, Mecafé, Sigfrido Reyes, entre otros que han tenido que salir de las fronteras patrias para no ser alcanzados por la justicia. Pero más triste aún es imaginarse que si apareciera otro Nayib Bukele en el horizonte, más una vez el pueblo le daría el voto. Nuestro pueblo es ciego, falto de entendimiento, y aunque lo engañen 100 veces, volverá a equivocarse la 101 vez. La educación política de nuestro pueblo es practicamente nula y sólo entiende que lo engañaron cuando los gobernantes han huído hasta con el vuelto de las tortillas.

2021 será un año crucial para el país, y aunque en política no hay nada escrito en piedra, la tendencia es clara, GANA-NI ganarán las elecciones el 28 de febrero pero el gran perdedor será el país, no sólo por estar eligiendo a un grupo de gangsters engaña bobos, sino porque en realidad tampoco tiene grandes opciones. Me gustaría creer que en este momento cualquier cosa sería mejor que entregarle el control del Estado a GANA-NI, pero la historia ya nos mostró que el país también se equivocó con el PCN, PDC, ARENA y FMLN, y ahora sólo le resta equivocarse más una vez con Bukele y sus secuaces.

Lamentablemente la esperanza en El Salvador es como la Petaca de los cuentos de Salarrué: "...y es que ella siempre estuvo un grado abajo de los suyos; cuando todos se estaban riendo, ella sonreía; cuando todos sonreían, ella estaba seria; cuando todos estaban serios, ella lloraba; y ahora que ellos estaban llorando, ella no tuvo más remedio que estar muerta.". Hoy por hoy, con Bukele en el poder, la esperanza en El Salvador está muerta, aunque el pueblo, inocentemente, crea lo contrario.


Tuesday, 8 December 2020

LA REALIDAD SE IMPONE


 A poco más de dos meses del pleito electoral que se celebrará el 28 de febrero de 2021, los partidos políticos se mueven de Norte a Sur y de Este a Oeste del territorio nacional haciendo promesas de campaña que, para variar, pocos van a cumplir y pasarán al olvido como el diario de ayer.

La campaña hasta el momento no muestra señales de novedades, de cambios en la manera de hacer politica, y aquellos que un día criticaron a los que regalaban láminas y libras de frijoles, después de haber sido la gran novedad y de haber generado expectativas en la campaña presidencial 2018-2019, hoy se presentan ante el pueblo no sólo con láminas y libras de frijoles como también usando y abusando de los recursos estatales saludando con sombrero ajeno haciendo regalitos con dinero público. En resumen, nada nuevo debajo del sol.

En lo que dice respecto a la adminstración Bukele, esta corre contra el tiempo y llegar a las elecciones de 2021 con la expectativa de alcanzar el mayor número de curules en la Asamblea y de alcaldías a nivel nacional, es de primordial importancia para poder garantizar un acceso más amplio al poder estatal. Con los pocos diputados que tienen a su favor en la Asamblea y con serias dificultades para poder aprobar lo que se le antoja a Bukele y sus secuaces, el inquilino de casa presidencial hace uso de la fuerza, del grito y la matonería para hacer valer su voluntad. Ante la resistencia del Legislativo para aprobarle un préstamo en febrero de 2020, Bukele se toma la Asamblea y se hace acompañar de la PNC y la FAES amenazando con cerrar la Asamblea caso no le aprueben los recursos que estaba exigiendo. Ante la orden del juez para que abran la caja de pandora de la FAES, Bukele manda bloquear el acceso a los cuarteles a punta de fusil. Ante los allanamientos a los ministerios de la administración Bukele por parte de la Fiscalía, Bukele manda a la PNC para que les bloquee la entrada. Ante la resistencia de TSE para inscribir a candidatos que no cumplen los requisitos mínimos exigidos por ley, Bukele manda a sus turbas rabiosas para que les bloqueen la salida a los funcionarios del TSE mientras no inscriban a los candidatos que Nuevas Ideas quiere ver en la papeleta. 

Aparte del uso de la fuerza, Bukele se esfuerza por restringir el acceso a la información de los gastos del Ejecutivo, e incluso oculta información sobre las enfermedades que aquejan al pueblo salvadoreño, información que de oficio debería ser pública. El único objetivo de tanto secretismo es el ocultamiento de la corrupción y los negocios que esa administración realiza con dinero público para beneficio de los ministros del presidente, sus familiares y el propio presidente. La transparencia en el manejo de la cosa pública es condición sine qua non para garantizar la probidad administrativa y como dice el dicho, el que nada, nada teme, pero si el mandatario se esfuerza por ocultarle la información primeramente al pueblo y segundo a las instituciones de contraloría, es porque algo está ocultando, es porque tiene techo de vidrio.

Sin embargo, como sucedió con la administración Funes cuyos indicios de corrupción eran evidentes desde el comienzo de la administración, mientras estaba en el poder pudo ocultar la información que podría poner en evidencia la corrupción de su administración. Algunos de sus palabreros, como Reis o Mecafé, ahora están forajidos; através de ellos Funes lavó mucho del dinero que sustrajo de las arcas públicas, o de quienes recibió jugosos favores como el uso de jets privados y el acceso a una vida de lujos incompatible con sus ingresos, favores através de los cuáles tanto su ex-mujer Vanda Pignato como su amante, la famosa Michi, también se beneficiaron, y todo esto con el beneplácito de la cúpula del FMLN quien no sólo fue cómplice del saqueo de las arcas públicas, como también le ofreció un salvo conducto en Nicaragua para que la ley salvadoreña no lo alcanzara.

Bukele sigue un libreto semejante, saquea las arcas públicas adjudicándoles jugosos contratos a sus amigos, parientes, parientes de sus amigos y evidentemente a la oligarquía salvadoreña. Sobre factura compras estatales, le entrega contratos incluso a consorcios internacionales de dudosa reputación, y así va dejando una huella de corrupción que muchos (inocentes) habían creído que con la nueva administración esas prácticas serían cosa del pasado, pero en realidad ahora se hacen a plena luz del día y con el aplauso de sus seguidores.

Pero la realidad se impone y aunque Bukele y su consorcio electoral GANA-NUEVAS IDEAS ganen las elecciones del 28 de febrero de 2021, y aunque pueda dentro de poco nombrar al Fiscal General  de su antojo, o a los magistrados de la CCR y de la Corte Suprema para ocultar el saqueo público, hay dos cosas que Bukele no podrá evitar: 

1. La quiebra de las cuentas y el agotamiento del financiamiento externo.

2. El fin del apoyo de la administración estado unidense.

Si 2020 ha sido un año difícil para El Salvador, 2021 será peor aún. El presupuesto presentado por Bukele para el próximo año es un presupuesto ilusorio que no encontrará las fuentes de financiamiento necesarias para poder completarlo. La recaudación de 2021 será incluso inferior a la de 2019 a raíz de la caída del PIB de 2020 en no menos de 9%, y una supuesta recuperación en 2021 de 4%, será aún inferior al PIB de 2019. Delante de este cuadro la necesidad de financiamiento será aún más alta, sólo para pagar los CETES y los LETES se necesitarán no menos de 2000 millones, eso sin contar más de 1000 millones en servicio de la deuda y el incremento de 15% del presupuesto en relación al presupuesto de 2020. Pero si en la situación actual Bukele con mucha dificultad ha conseguido 1000 de los 3000 millones que la Asamblea le aprobó para combatir los efectos del COVID-19, como podrá conseguir más dinero el próximo año? Sólo hay una salida, el aumento de impuestos como el IVA y la creación de nuevos impuestos, que ha sido desde un primer momento la recomendación del FMI; pero en un momento de retracción económica esto podría ser un disparo en el pié y poner de rodillas a la economía salvadoreña, más de lo que ya está. 

Por el lado de la nueva administración estado unidense, ya hay voces, como la de la ex-embajadora Mari Carmen Aponte, que advierten que la política externa del recién presidente electo Biden en lo que dice respecto a El Salvador, será de total intolerancia para con la corrupción y el irrespeto a las instituciones, que han sido la marca en la administración Bukele, y cualquier persona con un mínimo de conocimiento de la política salvadoreña sabe que nuestro país tiene en Estados Unidos a su principal socio comercial, receptor de más de 40% de nuestras exportaciones y generador de más de 20% del valor del PIB en concepto de remesas, por lo cual, aunque ideológicamente muchos no estemos alineados con el país del Norte, es imposible negar que El Salvador depende en buena medida comercial y políticamente de ellos. 

Hoy por hoy, Bukele continua dando las cartas pero, como ya dijimos, la realidad se impone inexorablemente y tristemente para el pueblo salvadoreño, Bukele está llevando el país a toda velocidad en dirección al despeñadero. Sin embargo considero que la suerte de Bukele y de sus secuaces está echada, es apenas cuestión de tiempo para convertirse en el cuarto presidente salvadoreño perseguido judicialmente por saquear las arcas del Estado Salvadoreño.

Sunday, 4 October 2020

INSTITUCIONALIDAD O TOTALITARISMO



Uno de los resultados, y talvez el principal, de los acuerdos de paz firmados el 16 de enero de 1992 fue la garantía por parte de las fuerzas políticas y militares de aquel momento, los países amigos, Naciones Unidas y la comunidad internacional de que el FMLN pudiera hacer el tránsito de fuerza beligerante a partido político con todos los derechos que la ley le concedía a partir de aquel momento, no sólo para poder participar como fuerza político-partidaria pero y principalmente que se les dieran garantías que sus vidas serían respetadas y que se les permitiría participar de la vida pública bajo la "normalidad democrática" que la pos-guerra le ofrecía al país.

Aunque no sin atropellos, esas garantías poco a poco se fueron cristalizando lo que le permitió al FMLN alcanzar las primeras alcaldías y diputaciones, pero no fue sino hasta el año 2009 cuando  finalmente consiguió llevar a la presidencia a Mauricio Funes y a Salvador Sánchez Cerén como vice.

A esa altura, a 17 años de firmados los acuerdos de paz, el FMLN ya había entendido cual era el teje y maneje de la actividad partidaria, y comportándose como dos pandillas opuestas con ARENA, se habían repartido el botín estatal del cual antes de los acuerdos de paz el PDC, PCN y ARENA participaban. Durante muchos años por ejemplo, ARENA le entregó el control de la Corte de Cuentas al PCN que tenía como misión limpiar cualquier rastro de corrupción que pudiera haber dejado el partido tricolor. De igual forma, antes de la llegada del FMLN a la Asamblea, ARENA siempre había controlado la Corte Suprema y en particular la Sala de lo Constitucional, y la Fiscalía General, lo que le daba el control de practicamente todo el aparato del Estado.

Pero cuando el FMLN pasó a participar del "juego democrático" pasó igualmente a hacer parte de la repartición de la torta del poder y a controlar las instituciones para su propio beneficio, de la misma forma como los otros partidos lo habían hecho durante muchos años. Esa instrumentalización de la institucionalidad por parte de lo que llegó a llamarse de partidocracia plagó de impunidad todo el aparato del Estado, permitiendo así por ejemplo que los crímenes de lesa humanidad nunca fueran juzgados en el país; que los casos de corrupción, con raras excepciones, se dejaran prescribir para que los fraudadores del erario no tuvieran nada que temer. Los finiquitos siempre les fueron entregados a todos los políticos sin mayores preguntas por parte de la Corte de Cuentas, que por su vez siempre se hizo la de los panes con las irregularidades en practicamente todos los niveles de la vida pública.

"En el arca abierta el justo peca" decía mi abuela, y así, con una institucionalidad inoperante, con instituciones de contraloría totalmente controladas por los partidos políticos, con una Sala de lo Constitucional que daba sus fallos de acuerdo a criterios y prioridades sólo por ellos conocidos, el Estado Salvadoreño se plagó de corruptos en todos los niveles, y los intereses personales y corporativos pasaron a ser más importantes que la institucionalidad y la probidad administrativa. Es bajo esa coyuntura que Nayib Bukele llega al poder el 1 de junio de 2019 que  ni lento ni perezoso lanza mano de la inoperancia de las instituciones de contraloría y de los vacíos legales para comenzar a atropellar la institucionalidad y a instrumentalizarla para su propio y exclusivo beneficio conforme sus predecesores también habían hecho, volviéndose así el hechizo (la impunidad) contra el hechicero(la partidocracia).

Y así, si antes los partidos hegemónicos hacían y deshacían con la institucionalidad, de repente se dan cuenta que esa puerta de impunidad de la cual ellos durante mucho tiempo habían usado y abusado, ahora pasa a jugar contra ellos porque Nayib Bukele, de aprendiz de hechicero pasa a ser un maestro y comienza a usar de su popularidad para hacer lo que se le viene en gana alcanzando el punto más alto de su intrepidez el 9 de febrero de 2020 cuando irrumple en la Asamblea Legislativa amenazando de cerrarla por no aprobarle un préstamo que él había solicitado. Pero ante la popularidad del inquilino de CAPRES, a los diputados, al fiscal general y a la corte suprema les tiembla la mano para actuar de oficio y parar en seco al golpista. Sin embargo, al no hacerlo le dejan claro a Bukele que le temen a la ira popular concediéndole carta blanca para que continue atropellando la institucionalidad. 

Desde el 9 de febrero, y con la llegada del COVID-19, tales atropellos se hicieron aún más frecuentes y comenzaron a alcanzar dimensiones inimaginables. Hemos visto desacatos a los fallos de la Sala de la Constitucional; desobediencia a las órdenes de los jueces de abrir los archivos de la Fuerza Armada;  ataques a cada día más frecuentes a los medios de prensa que cuestionan e investigan el accionar de su gobierno; desobediencia de la PNC, por órdenes de Bukele, de llevar a la Asamblea al ministro de Hacienda por apremio ante su negativa de explicar como se ha gastado el dinero de los préstamos durante la pandemia; desacato a la Sala que le impedía exigirle un examen de COVID-19 a los salvadoreños que quisieran ingresar al país, entre otros abusos. 

Nos encontramos así delante de un regimen totalitarista, de un gobernante autoritario que hace lo que le da su regalada gana ignorando a los otros dos poderes del Estado de Derecho Salvadoreño a saber, el Legislativo y el Judicial. Ahora imaginemos de lo que Bukele no será capaz cuando tenga el control de la Asamblea Legislativa al alcanzar por lo menos la mayoría simple, y quien sabe también calificada?

Lo que está en juego ahora no son apenas las elecciones de 2021, yo considero que esa batalla los partidos hegemónicos ya la perdieron, acá lo que está en juego es el Estado de Derecho Salvadoreño y la institucionalidad, o alguien pára al aprendiz de dictador ya o nuestra frágil democracia se va al carajo. La amenaza más grande en este momento no es apenas la corrupción practicada por todos los partidos incluído el partido del presidente y el presidente mismo; acá lo que se está jugando el país es la libertad de prensa, la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos, el respeto a la independencia de los tres poderes y el no entregarle en bandeja de plata al aprendiz de dictador el control de los tres poderes. Si aún sin tener el control de la Asamblea, la FGR, CCR y Corte Suprema de Justicia Bukele ya actua como un dictador, imaginemos los niveles que va a alcanzar cuando tenga por lo menos mayoría simple en la Asamblea. 

Los sucesos del 9F, las irregularidades en el uso de los recursos para el combate al COVID-19, los desacatos a las resoluciones de la Sala, las negociaciones debajo de la mesa con las pandillas, entre otros posibles crímenes, le dan en este momento a la Asamblea Legislativa la prerrogativa de ley para abrir un ante-juicio contra el presidente Bukele y marcar así un precedente. Si aún así, delante de un ante-juicio Bukele decide desacatar la autoridad de la Asamblea nos encontraremos ante un  "orden constitucional alterado por la transgresión de las normas relativas a la forma de gobierno o al sistema político establecidos, o por graves violaciones a los derechos consagrados en esta Constitución", conforme reza el artículo 87 de la Constitución de la República. Ante esa situación sólo resta "el derecho del pueblo a la insurrección" que "se limitará a separar en cuanto sea necesario a los funcionarios transgresores, reemplazándolos de manera transitoria hasta que sean sustituidos en la forma establecida por esta Constitución".

O se sienta este precedente y se cierran las puertas que no sólo han permitido llegar a una situación de totalitarismo presidencial, como también todas aquellas através de las cuáles los otros partidos políticos hicieron y deshicieron en el pasado, o nos llevaremos de encuentro de un sólo tajo el Estado de Derecho Salvadoreño con un presidente en el poder a quien no le temblará la mano para deshacerse de cualquier fuerza opositora a sus intereses totalitaristas.


Saturday, 26 September 2020

PARA PARAR AL DÉSPOTA LAS INSTITUCIONES TIENEN QUE FUNCIONAR

La última encuesta efectuada por la Universidad Francisco Gavidia muestra como gran ganador del pleito electoral de febrero de 2021 al partido Nuevas Ideas con 49% de las sillas de la Asamblea Legislativa lo que deja en evidencia dos cosas:

1. Que Nueva Ideas no goza de 97% de las preferencias electorales conforme Nayib Bukele le ha hecho creer a sus seguidores.

2. Que los partidos otrora hegemónicos se encuentran en total desventaja delante del supuesto partido del presidente de la República, y digo supuesto porque Bukele está inscrito en GANA, no en Nuevas Ideas.

De cualquer manera, aunque se pudiera cuestionar la validez de la encuesta ya que la misma no tiene una muestra departamental (ni mucho menos municipal) suficientemente representativa, lo que le adiciona un margen de error mucho más alto de lo que la Gavidia reporta, está claro que en este momento el gran ganador del próximo pleito electoral es Nayib Bukele, Nuevas Ideas y GANA.

Si las elecciones fueran hoy eso implicaría que Nuevas Ideas y su aliado de GANA pasarían a tener la llave para nombrar al presidente de la Asamblea, quien determina la agenda de las sesiones plenarias; también tendrían la llave entre otras atribuciones conforme el artículo 131 de la Constitución de la República para "elegir por votación nominal y pública a los siguientes funcionarios: presidente y magistrados de la corte suprema de justicia, presidente y magistrados del tribunal supremo electoral, presidente y magistrados de la corte de cuentas de la republica, fiscal general de la republica, procurador general de la republica, procurador para la defensa de los derechos humanos y miembros del consejo nacional de la judicatura", en pocas palabras, tener mayoría en la Asamblea Legislativa le permitiría en la práctica pasar a tener control de los tres poderes, de la Fiscalía y de la Corte de Cuentas, lo que considerando el historial hasta ahora presentado por el presidente Bukele, le daría un poder casi absoluto sobre las instituciones del Estado Salvadoreño poniendo en entredicho los pesos y contrapesos tan necesarios en una democracia.

El 9 de febrero de 2020 (9F) marcó un antes y un después en la administración de Bukele, quien declaró públicamente que había llegado al recinto para cerrar la Asamblea y sacar, en sus propias palabras, "a esos sin verguenzas" que no le querían aprobar un préstamo para financiar las fases del plan territorial. Acto seguido a su discurso ante sus seguidores, Bukele usurpó la silla de la presidencia de la Asamblea y dió inicio a la sesión extra-ordinaria cosa que por el reglamento interno de la Asamblea corresponde única y exclusivamente al presidente de la casa o al que, por reglamento de ley, lo esté substituyendo en su ausencia. Como si todo eso fuera poco, se hizo acompañar por la PNC y la Fuerza Armada y en particular por el ministro de Defensa, violando de esa manera el espíritu de los acuerdos de paz asignándole atribuciones a la Fuerza Armada que por ley no le corresponden, violando así más una ley. 

Sin embargo, y con todo el escándalo que dicho acto pudo provocar nacional e internacionalmente, ni los diputados ni la Fiscalía(que negó rotundamente que se haya violado cualquier ley, que apenas hubo exageraciones por parte del presidente) ni la Corte Suprema de Justicia, fueron capaces, o tuvieron las hagallas de llamar con todas las letras lo que aquel evento había sido: un intento de golpe de Estado a uno de los tres poderes que constituyen el Estado de Derecho Salvadoreño. Con miedo de la ira popular y de las consecuencias electorales que eso podría tener para sus partidos, nadie se quiso echar ese trompo a la uña, dejando así en la impunidad una clara violación al Estado de Derecho de nuestra frágil democracia.

Seis meses después, los eventos del 9F vuelven a tomar momentum y al parecer al ver su status quo amenazado, los diputados finalmente resuelven hacer algo al respecto y deciden interpelar a varios funcionarios del gobierno Bukele, pero incomprensiblemente dejan intocado al mayor infractor del fatídico 9F: al Presidente de la República Nayib Armando Bukele Ortez.

Después de los sucesos del 9F, la pandemia toma los titulares de los periódicos a lo que se sigue la solicitación por parte del presidente de multimillonarios préstamos, los cuáles no sólo le fueron concedidos en su mayoría, como también el presidente se resiste a transparentar la manera como ha gastado ese dinero. Más allá de la transparencia, las denuncias ante el Tribunal de Ética Gubernamental no se hicieron esperar, y estas van desde contratos concedidos a familiares de funcionarios del gabinete de gobierno como compras a empresas que nada tienen a ver con el rubro en el cuál se encuentran registradas; compras sobre facturadas o simplemente la negativa por parte del gobierno de transparentar los gastos efectuados a raíz de la pandemia.

Las irregularidades continuan y a estas se sumanclaras violaciones a los derechos humanos en nombre de la pandemia; desacatos a los fallos de la Sala de la Constitucional; persecución a la prensa que denuncia las irregularidades de ese gobierno o que simplemente no sigue la línea editorial que al gobierno le gustaría; pero como si eso fuero poco, ahora el gobierno se resiste a abrir los archivos de la Fuerza Armada que podrían eventualmente ayudar a elucidar los genocidios cometidos por la organización castrense durante la guerra civil, usando para tal fin los más absurdos argumentos, como por ejemplo "yo ya revisé y no hay archivos del crimen del Mozote", o "quieren revisar los archivos secretos de la Fuerza Armada", justificativas dadas por el presidente de la República, como comandante en jefe de la Fuerza Armada.

La batalla electoral está practicamente definida en este momento, los partidos hegemónicos están con un pie adentro y otro afuera tanto de la Asamblea como de las Alcaldías, por lo tanto electoralmente, aunque aún hay mucho por hacer ya que oficialmente la campaña aún no empieza, tanto el FMLN como ARENA la tiene cuesta arriba. Cuál es la única alternativa? Lanzar mano de la ley vigente y llevar ante los tribunales a Bukele y a su gabinete por todas las irregularidades que se vienen cometiendo casi que diariamente. La impunidad, que ha sido la marca de las instituciones estatales en El Salvador, ahora les pasa factura a los partidos hegemónicos, y si no ponen a las instituciones a funcionar, no sólo perderán su parcela de poder como también Bukele continuará haciendo de las suyas en el país hasta llevarlo a una dictadura, no fruto de un golpe de Estado (que casi fue el 9F) sino fruto de un líder totalitario que no tolera ningún tipo de oposición, sea en la política, economía, academia o prensa, etc. 

Quiero dejar claro que no confío en ninguno de los partidos actualmente represenados en la Asamblea, pero igualmente considero que el rumbo que el país está tomando con Bukele en el poder es extremamente peligroso. Es necesario y urgente que la instituciones comiencen a funcionar y que le pongan un basta a ese líder autoritario, mentiroso y corrupto que quiere controlar los tres poderes para poder saquear el Estado Salvadoreño como lo viene haciendo desde que asumió las riendas del Ejecutivo el 1 de Junio de 2019.

Hoy por hoy las pérdidas electorales ya son grandes pero las pérdidas, los defalcos que Bukele le está haciendo al país aún se pueden parar, si y solamente si las instituciones funcionan. Parando al déspota el siguiente paso debería ser reformar la ley primaria, no para darle más poder al aprendiz de dictador, sino que para evitar que esos abusos puedan continuar sucediendo en las próximas administraciones. Fortalecer las instituciones, hacer con que la contraloría pública funcione, darle dientes al poder Judicial para que pueda parar los abusos presidenciales en esta y las próximas administraciones, juzgar a los diputados infractores de la ley, como el diputado Magaña que en estado de embriaguez provocó la muerte de su acompañante en un accidente de tránsito; juzgar los crímenes de guerra y los actos de corrupción cometidos igualmente en las administraciones anteriores del FMLN y ARENA.

El daño está hecho y a los partidos tradicionales, aunque les falte autoridad moral para hacerlo, les toca en este momento parar la impunidad, detener al déspota y no permitir que la impunidad, los desacatos a la ley y la persecución política por parte del inquilino de casa presidencial continuen. Hay elementos de juicio suficientes para que Bukele pueda ser juzgado no sólo por los eventos del 9F como por toda la corrupción, mentiras, abusos, desacatos y  persecución política que han sido la marca de los 15 meses de gobierno de Nayib Bukele Ortez.

De no hacerlo no habrá más vuelta, el daño será irreparable y nuestra frágil democracia sufrirá el golpe más grande desde la firma de los acuerdos de paz de 1992 que pusieron un fin a la fatricida guerra civil salvadoreña.

Monday, 7 September 2020

BUKELE ENTRE LA ESPADA Y LA PARED



 Al asumir la presidencia 15 meses atrás Nayib Bukele lanza con bombo y platillo el plan control territorial con sus diversas fases que en teoría llevarían al país a niveles de seguridad inimaginables en las administraciones anteriores, apenas comparables con los resultados obtenidos en la administración de Mauricio Funes através de la así llamada tregua entre las pandillas, sobre la cual el gobierno se presentaba como un facilitador y no como negociador de un pacto con las pandillas. Pero la historia mostró lo contrario y cuando el Faro hizo la denuncia de la existencia de una tregua, aunque Mauricio insistiera en su versión de ser apenas un facilitador, poco tiempo fue necesario para que saliera a la luz lo que realmente sucedía detrás de las cortinas y como el gobierno le había dado privilegios a los líderes pandilleros en las prisiones para poder así disminuir el número de asesinatos que ponían al país en los primeros lugares de violencia en el mundo(1). 

Ahora el milagro se repite y, como Funes, Nayib Bukele intenta convencer al país que su plan territorial estaba dando resultados impresionantes sin que dijera el nombre del santo, apenas nos hablaba del milagro. Pero en política los milagros no existen y tarde o temprano las cosas salen a la luz. Cualquier persona que conozca un poco del modus operandi de las pandillas sabe perfectamente que esas organizaciones son territoriales y que las muertes son el medio que ellas usan para proteger su territorio o defender sus intereses (las extorsiones por ejemplo). Por lo cuál aquí no hay magia, las manos duras y super duras apenas recrudecieron las violencia en las administraciones areneras y de igual forma en los gobiernos del FMLN la militarización de la seguridad pública que en poco o nada se diferenciaba de las manos duras areneras tampoco dió los resultados deseados por la simple razón que una organización violenta sólo conoce una manera de reaccionar ante la violencia, con más violencia.

Esto lo dijimos desde que el número de crímenes comenzó a bajar y estaba claro que había un acuerdo entre las pandillas y Bukele, lo que el Faro y su periodismo investigativo nos ayudó a entender mejor.

Pero qué implicaciones tiene este descubrimiento en la gobernabilidad por un lado, y en la reputación de Bukele por el otro lado? En la gobernabilidad tiene implicaciones inicialmente a nivel interno y externo. Interno, porque el mismo que condenó al FMLN en particular llamándoles de "mil veces malditos" por los acuerdos que hicieron con las pandillas cuando estaban en el poder, ahora resulta que también ha pactado con la MS-13 lo que pone en entredicho su estrategia electoral para 2021 y su honestidad como gobernante. Externamente su reputación delante de la comunidad internacional, que ya estaba maculada por sus desplantes autoritarios, en particular el del nueve de febrero, cae más aún. Las acusaciones de Bukele contra el Faro, de que está mintiendo y que sus denuncias no se sostienen  chocaron contra el muro de la prensa internacional, desde el Washington Post, Al-Jazeera, Deutsche Welle, El País, entre otros, dan fé al Faro que la investigación es seria y que goza de credibilidad de los medios de comunicación con más reputación en el mundo, credibilidad de la cual Bukele definitivamente no goza más.

Sin embargo, aún con toda la avalancha de denuncias - sólo en el Tribunal de Ética Gubernamental hay 125 - la popularidad de Bukele continua en alta, veremos qué pasa en la próxima encuesta de opinión, una antes de que oficialmente comience la campaña electoral.

Pero hablemos del fiscal general que la tiene color de hormiga. Si no investiga el caso de Bukele como está investigando lo de la tregua de Funes, como quedaría su credibilidad que ya anda bastante dañada? Y si lo hace, como quedaría la situación del gobierno Bukele, el que llamó de mil veces malditos a los que negociaron con las pandillas antes?

En lo que dice respecto a las cuentas públicas la situación fiscal del país apenas tiende a empeorar a cada día que pasa, fomilenio está en riesgo y la eventual llegada de Joe Biden a la Casa Blanca apenas tiende a empeorar la situación del gobierno Bukele, quien perdería a su padrino fascista en Washington. El primer test será con el presupuesto 2021, las cuentas de país están precarias, el país necesitará no menos de 1000 millones para completar el presupuesto de nación, de dónde saldrá ese dinero? Estará el mercado dispuesto a financiarlo más una vez con un país cuya deuda está aproximándose de los 100% del PIB? Caso afirmativo, a qué costo?

Y para concluir, qué dirían las encuestas de opinión en este momento si las elecciones fueran hoy? Al gobierno Bukele le está lloviendo por todas partes, los escándalos de corrupción son diarios y todo esto, como ya fue dicho antes, le está dañando su imagen. Lo mínimo que se puede esperar es más deserción en las filas de Nuevas Ideas, y aunque el gobierno viene intensificando su propaganda política y el papel de sus troles en la media social, las grietas en la imagen del presidente comienzan a aparecer y a cada día que pasa son más profundas, lo que obviamente favorece al FMLN y los otros partidos de oposición. En política no hay nada escrito y el escenario actual era inimaginable en marzo de 2020 cuando comenzó la pandemia. Veremos que pasa hasta diciembre de 2020 cuando los caballos estén posicionados para la próxima disputa electoral. 





Monday, 20 July 2020

LA NECESIDAD DE UN NUEVO PARTIDO DE IZQUIERDA




La ascención de Nayib Bukele al poder marcó la ruptura del bipartidismo FMLN-ARENA que había dictado el ritmo de la política salvadoreña por más de 25 años, pero no sólo eso, marcó también el fin de la hegemonía de dos organizaciones que habían surgido en el seno de la sangrienta guerra civil que azotó el país durante 12 años. Ambas organizaciones surgen como respuesta al fin de la hegemonía del PCN y seguidamente del PDC en la política nacional. ARENA asume por tanto el brazo político de la oligarquía y el FMLN asume no sólo el brazo armado como también la nueva cara de lo que vendría a ser, 12 años más tarde, el nuevo partido de izquierda que habría depuesto las armas con el fin del conflicto armado.

Fueron necesarias cuatro administraciones presidenciales para que la confianza del pueblo salvadoreño en ARENA se agotara y le diera la oportunidad al FMLN para mostrar cuál era su tan alardeado proyecto de izquierda para el país. Pero en "apenas" 10 años el proyecto del FMLN, o su ausencia, se agotó y así también la confianza del pueblo en las promesas incumplidas del partido de izquierda. Así el pueblo pasa a pedir caras nuevas lo que le abrió las puertas al joven candidato que había ejercido como alcalde de dos municipios a saber, Nuevo Cuscatlán y la ciudad capital.

A poco más de un año de administración bukeliana y aún gozando de un fuerte apoyo popular, el presidente ha dado señales inequívocas de su vocación autoritaria y dictatorial. Su estilo de gobierno es basado en la generación de conflictos con quien se interponga en su camino, con todos aquellos que cuestionen ya sea su autoridad o sus proyectos. Bukele parece creer que la presidencia le da poderes absolutos y está dispuesto a gobernar el país a rebelía de los otros dos poderes, de las entidades contraloras e incluso de la crítica u observaciones de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de la comunidad internacional.

El momento es crítico para el país, si con apenas la silla en el Ejecutivo Nayib Bukele ya actua como si tuviera el control absoluto de los tres poderes, cabe preguntarse qué hará si alcanza la mayoría simple, o peor aún la calificada en la Asamblea Legislativa en las elecciones en el año 2021. Su vocación autoritaria, el total irrespeto a las reglas del Estado de Derecho y a la  independencia de los tres poderes y a los derechos humanos apuntan para un futuro bastante oscuro para nuestro sufrido país. La manera descarada e inescrupulosa como desde casa presidencial y de sus medios de divulgación y edición de "fake news" se forjan mentiras de todo tipo contra los opositores o críticos, sean estos partidos políticos, medios de comunicación, países, organizaciones multilaterales es algo que ha alcanzado en ese gobierno niveles  alarmantes y preocupantes, un verdadero atentado contra la democracia. 

Ante la ausencia de un proyecto alternativo para el país - porque Nayib Bukele lejos de constituir un proyecto alternativo constituye la exacerbación del modelo neoliberal que ha estado en vigor por los últimos 30 años - es necesario y urgente repensar el país desde la izquierda, presentarle al país un proyecto de nación basado no en las ambiciones de las clases dominantes, de las multinacionales y del gobierno estadounidense, sino que en las necesidades más básicas del pueblo.

Es necesario que las personas que hacemos una lectura de la historia desde la izquierda, cuyo centro es el ser humano y sus derechos fundamentales y no el capital, nos unamos para crear un proyecto alternativo de país. Este proyecto antes de ser un destino tiene que ser un camino, un camino que se irá forjando al ritmo de la marcha y cuyo destino será igualmente pautado por la manera como las fuerzas sociales, políticas, económicas y culturales vayan interectuando entre si. Pero para ello es necesario dar un punta pié inicial, que nos unamos en torno de un nuevo proyecto político de izquierda para El Salvador.

Antes de buscar las diferencias que nos separan como izquierda debemos buscar que es aquello que nos une, a saber: la autonomia alimentar y energética; un sistema de salud y educación universales; el respeto al ser humano en cuanto tal  independientemente del color de su piel, posición económica, religión u orientación sexual; el respeto al medio ambiente; la economía solidaria, el trabajo y la vivienda digna para todos; el transporte público seguro y de calidad; el respeto y fortalecimiento de los derechos laborales; los tratados internacionales que tengan en su base el respeto a la dignidad de la vida de cada salvadoreño; el respeto y la protección de las personas más vulnerables de nuestra sociedad: los niños, ancianos, personas con discapacidades, las minorías sean estas religiosas o de género; el combate al machismo y la misoginia; la vida humana y la dignidad de todos los salvadoreños como centro del quehacer político, social y económico, antes que la hegemonía del mercado y los intereses de las minorías privilegiadas; una política fiscal justa y progresiva; el combate innegociable a la corrupción, el nepotismo, la impunidad y la improbidad administrativa entre otras banderas que como izquierda debemos enarbolar.

El proyecto que un día el FMLN le ofreció al país se agotó y su agotamiento no fue sino la  administración complaciente de la crisis heredada de los gobiernos areneros sin perseguir incansablemente su superación y transformación. Esa situación de descrédito del FMLN evidencia la necesidad de un nuevo sujeto histórico que pueda representar los intereses del pueblo salvadoreño, de los trabajadores, de la base de la sociedad. El momento no podría ser más oportuno, la profundización de la crisis social y económica generada con la llegada del corona virus a El Salvador y la manera como el gobierno Bukele  está administrando esa crisis y los pocos recursos disponibles; la manera fraudulenta y corrupta como ARENA y el FMLN administraron al país, le imponen a la izquierda salvadoreña la emergencia de la formación de una nueva organización político partidaria a partir de la cuál ese proyecto de izquierda alternativa le pueda ser presentado al país.

Quién se apunta a este esfuerzo?