Saturday 30 May 2015

RECUPERANDO EL ESPÍRITU COMBATIVO Y REIVINDICATIVO



El segundo gobierno del cambio está de manteles largos, Salvador está celebrando su primer año como jefe del Ejecutivo, y desde ya vemos troles y medios de comunicación oficialistas lanzándose a las redes sociales con una avalancha de (des) información para mostrarle a la población aquello que con sus propios ojos no consiguen ver. 

En el área de seguridad evidentemente el gobierno, y el país,  pasa por una de las pruebas más difíciles que en seis años de FMLN en el poder aún no habían enfrentado. El gobierno de Sánchez Cerén opta por marcar diferencia del gobierno Funes y rompe la tregua con las maras, tregua que dicho sea de paso, nada le aportó a la población en su día a día, e incluso la disminución en el número diario de óbitos víctimas de la violencia pandilleril hoy en día es altamente cuestionada, mejor dicho, siempre lo fue, no se sabe a ciencia cierta si estos números efectivamente bajaron o si los muertos apenas no llegaron a medicina legal y por eso no pudieron ser contabilizados en las estadísticas oficiales.

La propaganda oficial podrá mostrar fotos del presidente con aquella sonrisa de “lindo pulgoso” que lo caracteriza, entregando plantas, semillas o títulos de propiedad, pero la realidad es que este gobierno, a diferencia del anterior perdió su carácter novedoso. Ho hay, a parte de  la ruptura de la tregua, algo que pueda caracterizar a esa administración, y su aporte al país ha sido apenas de continuidad de las políticas del gobierno anterior. No hay rumbo cierto, no hay políticas dignas de mención que apunten hacia los prometidos “cambios de verdad”, ¡no hay presidente!
Ante este cuadro, y con un FMLN claramente perdiendo apoyo electoral, como lo mostró el resultado de las urnas del pleito electoral recién pasado, el Frente convoca a un congreso  para decidir (léase, pedirle a la gente que levante la mano) junto a los militantes el rumbo que el partido deba tomar. Medardo González, aquel que se presentó a 6 plenarias durante el período legislativo recién acabado, ya habla de un “socialismo no radical”, sin que nadie consiga explicar qué diablos pueda ser eso. En realidad, el FMLN sabe que la militancia del partido tiene la necesidad de escuchar de vez en cuando términos memoriales como revolución, socialismo, lucha de clases, enemigo,  oligarquía, términos que constituían gritos de guerra en el pasado, pero que hoy no pasan de palabras sueltas usadas para hacerle creer a la gente que el frente es un partido de izquierda, cuando en realidad mal llega a ser un partido de centro. El FMLN, tal como lo vemos ahora, es apenas más un partido de derecha que a base de endeudamiento masivo (más de dos millones sólo en el primer año de gobierno, y más de cinco mil en el gobierno anterior) implementa una serie de parches, perdón, programas sociales, que buscan mantener a la gente con la llama de la esperanza encendida, de tal suerte que la militancia piense que el partido está a punto de tomar aquella curva acentuada que llevará el país hacia el socialismo.

Pero la verdadera razón por la cual he roto el prolongado silencio de mis artículos (y no es porque alguien siquiera se haya tomado la molestia de, por educación, decirme que mis jerigonzas hagan falta) no es para recordarles a mis tres lectores lo que ya saben de memoria de atrás para adelante y adelante para atrás, la razón por la cuál escribo es justamente para denunciar, si así lo pudiéramos decir, la total ineficacia de la “democracia electorera” en la cuál los acuerdos de 1992 nos catapultaron después de una sufrida y sangrienta guerra civil.

Hechas las cuentas los acuerdos de paz alcanzaron dos objetivos tan fundamentales como insuficientes: el fin del conflicto armado y la conversión del FMLN armado en FMLN político. Que se redujo la fuerza armada, se creó la PNC y se acabaron con los cuerpos de seguridad que eran tan represores cuanto la propia FAES, eso es verdad y no debe ser despreciado. Sin embargo, ¿fue suficiente? Evidentemente que no. ¿Qué faltó? Pues casi todo, y es por eso que digo que apenas esos dos objetivos fueron alcanzados, porque a final de las cuentas las reivindicaciones sociales de los movimientos de masas jamás fueron ni por cerca alcanzadas. Bueno, es que ni siquiera los excombatientes han visto la suya después de más de 20 años de acabado el conflicto.
Sin embargo, por insuficientes que sean, esos dos objetivos nos dan la pauta para pensar en los próximos pasos que deberían ser dados y que eventualmente podrían ayudarnos a alcanzar las demandas sociales anteriores y posteriores a la guerra, demandas tan actuales como cuando el beato Romero exigía justicia y el fin de la represión, exigencias  que lo llevaron a la muerte.

Pero hagamos un poco de retrospectiva histórica. Los espacios políticos alcanzados por el FMLN después de doce años de guerra ya habían sido exigidos antes. En realidad, lo que lleva a las masas a las montañas no es la reivindicación de las demandas sociales, sino que la negación total de los espacios políticos para exigir a la dictadura mejores condiciones de vida para nuestra gente, y son justamente esos espacios que son conquistados por el FMLN después de doce años de guerra. Repito, conquistados, no fueron concesiones de la dictadura conforme ahora el FMLN quiere hacerle creer a la gente, que con mesas de trabajo y pendejadas semejantes, la oligarquía, tan vigente como en 1980, va a aumentar los ingresos de la gente, pagar sus impuestos y ofrecerle condiciones de trabajo dignas a la población. Y más, esas historietas de mesas de trabajo ya fueron ensayadas en la primera y segunda junta de gobierno sin aportar absolutamente nada, muy por el contrario, fueron la antesala de la sangrienta guerra civil.

Dicho esto declaro, lo que la democracia electorera no alcanzó hasta este momento, no lo hará en los próximos 20 años. El FMLN se va desgastando a pasos agigantados y de seguir así no debería ser sorprendente que dentro de 4 años la derecha de facto vuelva al poder para continuar robando conforme lo hizo desde siempre.

Muchas veces en nuestro entusiasmo hablamos de la formación de un nuevo partido político con nuevas bases, sin los vicios autoritarios de la vieja izquierda, y con estructura horizontal que le dé voz a la gente, y que le permita verdaderamente trazar el rumbo que quiere seguir. Pero, ¿sería esto suficiente? A final de cuentas al hablar de partido estamos inevitablemente hablando de elecciones, y sería una ilusión imaginar que dicha organización  alcanzaría los votos necesarios en el congreso para hacer, por ejemplo, una reforma constitucional, fiscal o electoral que realmente le traiga justicia verdadera a nuestro sufrido país.

¿Pero por qué una nueva organización no nos ayudaría a alcanzar los objetivos que el FMLN y ARENA le niegan a nuestra gente? Por la simple razón que la democracia electorera por sí sola es insuficiente. PODEMOS en España alcanzó una importante victoria en las urnas, pero esta victoria fue consecuencia, no causa. PODEMOS surge en las calles del movimiento de los indignados 15-M que se van a las calles a exigirle al gobierno mejores condiciones de vida, rescate a la gente, no a los bancos, justicia social, etc. Sin embargo, si PODEMOS se dedica apenas a la lucha electorera perdiendo así su espíritu combativo y reivindicativo, acabará como el FMLN, transando con el PP y el PSOE en el congreso, traicionando los principios que nortearon su origen.

Qué el FMLN no da más la talla de nuestras necesidades como nación, de eso no hay duda, y la necesidad de una nueva organización es incuestionable. Pero esta organización debe surgir en las calles, no el TSE (he aquí el error de Dagoberto Gutiérrez), y antes de un nuevo partido político necesitamos una organización social que recupere el espíritu combativo y reivindicativo que fue característico de los movimientos de masas de la década de los setenta, comienzo de los 80. Los trabajadores no alcanzarán un salario mínimo digno por la buena voluntad de ARENA, FMLN y GANA en el congreso, al congreso se llega a exigirle a los partidos que hagan ley las justas exigencias de la gente. Las empresa no pagarán sus impuestos porque el GOES publicó la lista de morosos, eso por sí sólo no ejerce presión en ellos; TIGO, CLARO y el Pollo Campero sólo pagarán cuando el movimiento social comience a boicotear el consumo de sus bienes y servicios hasta que no paguen lo que le deben al fisco.

De la misma forma que el FMLN conquistó espacios políticos, no a través de concesiones mas de conquista y lucha, así los salvadoreños no podemos continuar esperando que sean las urnas o la buena voluntad de la oligarquía, del FMLN y ARENA, que le traigan mejores condiciones de vida a la gente.

Podemos continuar denunciando en las redes sociales las injusticias cometidas por todos los partidos políticos, por la oligarquía o por los mareros, pero  sin lucha social, sin organización, continuaremos rehenes de un puñado de iluminados que nos prometen cielo y tierra pero que en la práctica sólo están en el poder para alcanzar sus propios beneficios y para joder más al pueblo.

La necesidad de organización es imperante.

Edwin Lima