Wednesday 30 January 2013

LA LEY VIGENTE, JORGE SIMÁN Y EL CASO ENEL.

Este es el tercer artículo que escribo en relación al caso ENEL porque considero que se trata de un tema de crucial importancia para el país ante la inminencia de la eventual firma de los “Asocios para el Crecimiento”, proyecto de ley que se encuentra bajo análisis en la Asamblea Legislativa.

El día de hoy leía una declaración del señor Jorge Simán Zablah, implicado en el caso CEL-ENEL, caso que ha generado una disputa legal entre el Estado Salvadoreño y la empresa italiana ENEL, dado que El Salvador no le quiere conceder, conforme reza el contrato, mayor control accionario a los italianos. Según el señor Simán Zablah, que fungía como Presidente de la Junta Directiva de la empresa entre 2002 y 2007, fue él quien autorizó la licitación para encontrar un socio para invertir en la central geotérmica de la CEL, y su “desempeño estuvo amparado en las leyes del país y en las políticas de Estado de entonces”. De igual forma Zablah aclara en su carta que "el acuerdo entre CEL y ENEL… se realizó de forma transparente y pública, conforme a la Ley vigente”.

Sin mayores esclarecimientos o argumentos sólidos, el señor Zablah se exenta de cualquier responsabilidad por los daños causados a los intereses del país y se ampara en las políticas de Estado de entonces y en la ley vigente.

Zablah también llama a la empresa italiana ENEL de “socio estratégico”, conforme lo hace también el partido ARENA y el señor Paulo Luers, periodista de los tricolores, por haber invertido 100 millones en LaGeo, como fue bautizada la empresa una vez firmado el acuerdo. Sin embargo, no consigo verle absolutamente nada de estratégico a un socio que invierte 100 millones de dólares mientras el país adquiere deudas públicas que superan esos 100 millones de dólares de manera exponencial. Veamos, sólo el gobierno Saca - ARENA, entre 2004 y 2009, endeudó el país en 4352.59 millones de dólares, un valor que equivale a 43 veces el valor invertido por la ENEL en LaGeo. No hay que tener un MBA en Harvard para concluir que un préstamo de 100 millones a más no habría inflado la deuda significativamente. Según el señor Simán Zablah , ya en 2007 LaGeo había dado dividendos equivalentes a 18.7 millones de dólares, o sea, en cinco años, sólo en dividendos LaGeo habría generado 20% de lo invertido, lo que quiere decir que habría sobrepasado la situación de equilibro (break even), y  si el Estado hubiera invertido esos cien millones en menos de cinco años habría recuperado la inversión, según las palabras del señor Simán Zablah.

Sinceramente, si es esa la visión estratégica que los hombres de negocios de ARENA tienen, señores, por favor busquen otro oficio, porque de socio estratégico la ENEL no tiene absolutamente nada, y si observamos los lucros generados por las otras empresas privatizadas en función de lo que invirtieron, podríamos fácilmente llegar a la conclusión que si todas las privatizaciones promovidas por ARENA fueron como la ENEL, ese partido en la práctica regaló el patrimonio que le podría estar generando jugosos dividendos al país, mismo que para ello hubiera habido la necesidad de endeudarse, pero tal endeudamiento, por los mismos números que el señor Zablah presenta, habría sido una situación ganar-ganar, o “win-win”, conforme la terminología en inglés.

La argumentación del señor Zablah, en lugar de abonar a su favor lo hace en su contra porque con una empresa lucrativa como esa y con un nivel de inversión tan bajo, ARENA entregó a precio de güisquil los activos del país, y ahora la única alternativa que tiene el Estado para financiar su presupuesto son los bajos ingresos fiscales, por un lado, y por el otro, el asfixiante endeudamiento que sólo en la gestión Funes ya alcanzó la cifra de 3000 millones.

Como último argumento quería decirle al señor Zablah que la ley vigente en sí misma carece de valor moral. Vigente no quiere decir bueno o beneficioso para el país y es bueno recordar que es haciendo uso de la ley vigente que se han cometido en el país todo tipo de arbitrariedades. La ley de amnistía hace parte de la ley vigente; la ley de privatizaciones promovida por ARENA, idem. Haciendo uso de la ley vigente los gobiernos de ARENA lanzaron mano de la partida secreta para saquear el país y enriquecer a sus presidentes; y através de la misma ley vigente, el señor Funes se reserva el derecho de ocultar los gastos en publicidad del gobierno central, alegando el carácter estratégico de tal información. Haciendo uso de la ley vigente todos los presidentes, ministros, secretarios de los cuatro gobiernos anteriores recibieron sus respectivos finiquitos sin que tuvieran que prestarle cuentas al Estado Salvadoreño por el desfalco que dejaron en las cuentas públicas. Haciendo uso de la ley vigente el señor Elías Antonio Saca y sus antecesores inflaron la deuda pública la cuál alcanzó 10 mil millones cuando el gobierno fue traspasado a Mauricio Funes Cartagena, que también lanzó mano de la ley vigente y en tres años ya endeudó el país en más de tres mis millones de dólares y ha inflado el presupuesto en una media de 17% en relación a su antecesor, mientras que la recaudación creció apenas 2-3% en relación al PIB. Haciendo uso de la ley vigente la banca internacional sangra al pueblo salvadoreño con intereses de usura.

La ley vigente, señor Simán Zablah, no lo exenta del grave error que cometió al firmar ese asocio público privado con la ENEL, regalando nuestros activos al peor postor.

Antes de concluir no quería dejar de llamar la atención al silencio del diario digital El Faro ante el caso CEL-ENEL, y ese silencio no es gratuito ni mucho menos se trata de una mera coincidencia, dado que el señor Jorge Simán Zablah es uno de los socios propietarios de El Faro. Señor Carlos Dada, si realmente quiere darle credibilidad a su diario digital pronúnciese desde ya ante este caso porque hechor y consentidor, don Carlos Dada, pena por igual, no manche su biografía con tamaña omisión.

Edwin Lima
edwinlima.blogspot.com

Referencias:
1. http://on.fb.me/VmcVYp
2. http://bit.ly/Vmd12m



Monday 28 January 2013

FUNES Y EL CASO ENEL: CHANTAJE POLÍTICO Y DEMAGOGIA

El caso ENEL es un claro ejemplo de la manera como ARENA, en los 20 años que estuvo en el poder, saqueó al Estado salvadoreño entregándole sus bienes al peor postor. Al firmar un contrato totalmente nocivo a los intereses del país, donde le dejaba la puerta abierta a la ENEL para que pudiera adquirir paulatinamente 100% de las acciones de LaGEO, ARENA en la práctica privatizó esta empresa de manera ilegal sin tener que pasar por la Asamblea Legislativa y sin que tal acto pareciera una privatización. Más de 10 años después la ENEL viene a cobrar la parte que estaba faltando del negocio, y delante de la negativa del Estado Salvadoreño de concederle el control accionario casi absoluto de LaGEO,  los “socios italianos” como el plumífero Paolo Luers los llama, apelaron al tribunal de apelaciones de Paris. Por su parte, ARENA y la ANEP, en lugar hacer mea culpa, le recomiendan al Estado Salvadoreño acatar la resolución del Tribunal de Paris en cumplimiento al contrato firmado durante el gobierno de Francisco Flores.
Contrario a lo que los areneros dicen, que la corrupción en los 20 años de gobierno de ARENA apenas ocurrió en el gobierno Saca, este es apenas uno de los inúmeros ejemplos de corrupción del partido tricolor acerca de los cuales los salvadoreños aún estamos esperando que al señor Funes le pare de temblar la mano para que los culpables vayan a parar a los tribunales.
Pues ahora parece que a Funes como que le está parando de temblar la mano y anda gritando a los cuatro vientos la ilegalidad del contrato que ARENA firmó con la ENEL y, según él mismo dice, ya presentó las pruebas a la Fiscalía para que el contrato sea investigado.
Ahora bien, ¿será que Funes quiere realmente ir hasta las últimas consecuencias con esa investigación o se trata apenas de más un chantaje político como muchos otros que tanto el señor Presidente como el FMLN están acostumbrados a hacer para conseguir  los votos de los tricolores en la Asamblea Legislativa? La evidencia apunta para más un chantaje, y lo explico a seguir.
En los últimos días el presidente Funes ha sometido a la Asamblea un proyecto de ley para la aprobación de los Asocios Públicos Privados, o Asocios para el Crecimiento. Tales asocios no son, en esencia, diferentes del contrato firmado con la ENEL, razón por lo cual sorprende en este momento que Funes esté tan empeñado en ganar ese pleito con la ENEL. ¿Pero por qué sorprende? Por una razón muy simple, si Funes consiguiera la anulación de ese contrato estaría evidentemente enviándole un “mensaje negativo” para los futuros “socios estratégicos” que los asocios para el crecimiento podrían atraer al país. Con un mensaje tan “negativo” no habría “socio estratégico” que quisiera invertir en El Salvador porque la única razón para hacerlo es evidentemente sacar el mayor lucro posible sin que importe si eso es nocivo para los intereses del país.
Ante esa situación, ¿qué es lo único que se puede concluir de la crisis nacionalista presidencial? Pues que se trata de chantaje político y que todo lo que el señor Presidente quiere es sacarle algo a ARENA a cambio del silencio y la amnesia presidenciales. Así ha sido con otros casos, como por ejemplo la lista de evasores del fisco que la diputada Lorena Peña le mostró al país algunos meses atrás, y acerca de la cual no se escucha decir más nada. Y qué tal citar las sospechas que la misma diputada levantó acerca del destino de los 800 millones  que Francisco Flores pidió prestados en el año de 2003, dinero que supuestamente sería cobrado por los acreedores en diciembre pasado (cláusula PUT) y para lo cual el FMLN, ARENA  (y los otros partidos minoritarios) y Funes endeudaron al país con más 800 millones de dólares. Pues bien, una vez conseguido el préstamo ni Funes ni el FMLN hablaron más sobre el sumiso de ese dinero, y de guardianes de los intereses del fisco  pasaron a sufrir de una amnesia severa sobre las denuncias que habían hecho en los días anteriores.
Me atrevería a decir que lo que está en juego en este momento son los 85 millones de dólares que el señor Funes quiere que ARENA apruebe para pagarle el subsidio atrasado a los transportistas y para financiar las elecciones en 2014, y no me sorprendería que en el eventual acuerdo que vengan a establecer con ARENA se comprometan de antemano a sacarle más unas tajaditas a los 400 millones de dólares que están “sobrando” del préstamo aprobado en Octubre para pagar deuda que nunca fue cobrada.  Sobre ese préstamo, vale la pena recordar las palabras del señor Presidente: "Yo les propuse de que podemos suscribir un compromiso político en el cual la Presidencia de la República, a través del Ministerio de Hacienda, se compromete A NO UTILIZAR los recursos sino para lo que han sido autorizados y es un compromiso político que perfectamente puede quedar plasmado en un decreto de la (inaudible) de bonos o que puede ser suscrito por el Presidente de la República para que ellos tengan la garantía plena de que esos dineros no se van a utilizar sino para redimir esos bonos". ¿Cumplió su palabra el señor Presidente? Claro que no y no tengo razones para creer que ahora sí va  a cumplir lo que diga.
Más una vez nos encontramos ante un caso de demagogia y chantaje del presidente Funes, lo único que este señor quiere alcanzar con sus amenazas es que ARENA le apruebe la tajadita de 85 millones para financiar el presupuesto desfinanciado, y una vez aprobado el préstamo no se hablará más sobre el caso ENEL, hasta que los votos de ARENA sean nuevamente necesarios.
Si ARENA vendió los bienes del Estado Salvadoreño al peor postor, Funes quiere completar la obra con los asocios para el crecimiento. ARENA por su parte le quiere vender al pueblo salvadoreño la idea que la única corrupción que existió en los gobiernos de ARENA tuvo lugar durante el periodo de Tony Saca, y nada, pero nada es más falso que eso. Todos los gobiernos de ARENA fueron corruptos, desde 1989 hasta 2009; la corrupción, el clientelismo y la impunidad han sido marcas registradas de los tricolores desde que el asesino de monseñor Romero y fundador de los escuadrones de la muerte fundó el partido ARENA al inicio de la década de los 80 hasta los días de hoy.

Edwin Lima
edwinlima.blogspot.com
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Wednesday 16 January 2013

A 21 AÑOS DE LOS ACUERDOS DE PAZ...



El 16 de enero de 1992 se firmaron los acuerdos de paz que pusieron fin a la sangrienta guerra civil en El Salvador, guerra que le costó al país la muerte de 75 mil personas, algunos millares de desaparecidos, lisiados y exiliados en diversos puntos del planeta.

La guerra civil surge como una reacción de los movimientos sociales o de masas ante la represión de los militares y, al agotarse los espacios de negociación con el fracaso de la segunda junta revolucionaria de gobierno, no le resta sino  a la gente retirarse a las montañas y desde allá comenzar a presionar al gobierno por la vía armada para poder así alcanzar las reivindicaciones de justicia social por las cuales el país clamaba (y clama) a gritos.

El proceso de paz dio inicio con el presidente José Napoleón Duarte, proceso que culminó en la negociación seguida de la firma de los acuerdos de paz el 16 de enero de 1992 en Chapultepec, México bajo en el mandato de Alfredo Cristiani Burkard.

Los acuerdos contemplaron diversos aspectos, desde la desmovilización de los órganos represores (Guardia Nacional, Polícia de Hacienda, Policía Nacional, etc), la apertura democrática para las fuerzas de izquierda, el cese al fuego, el respeto a los derechos humanos así como reformas a la Constitución que viabilizarían los acuerdos.

Sin embargo, en el plano económico, crucial para el desarrollo social del país y para el combate a las desigualdades, las fuerzas económicas hegemónicas no cedieron ni un centímetro, y todas las reivindicaciones de justicia social, mejor distribución de los ingresos, salud, educación, vivienda, para todos, fueron relegadas a segundo plano.

Con un FMLN ansioso más por la negociación y el fin del conflicto que por la continuidad del mismo en vías de la victoria, las negociaciones se llevaron a cabo y aunque no podemos negar que lo alcanzado constituyó un gran avance para el país, la factura de lo que no fue alcanzado, sin lugar a dudas lo más importante, le llegó al país a pocos años de acabado el conflicto. La impunidad reinó y ya en 1993 ante la revelación del reporte de la Comisión de la Verdad que investigó las diversas violaciones a los derechos humanos perpetrados mayoritariamente por el ejército aunque también en menor medida por la guerrilla, la derecha al ver amenazados a sus “mejores cuadros”, aquellos que habían luchado para garantizarle la hegemonía económica de la que siempre habían gozado, da un golpe de timón y aprueba en un madrugón la ley de amnistía, ley que vendría a favorecer no apenas a los militares de la FAES y al presidente Alfredo Cristiani como también a muchos ex - guerrilleros que tenían esqueletos escondidos en el armario.

A pesar de la inserción de la izquierda en el juego político electorero, la derecha mantiene su hegemonía en los tres poderes y durante cuatro administraciones seguidas desbarata el patrimonio del país privatizando buena parte de las empresas que estaban en manos del Estado Salvadoreño, como la banca, el sector de telecomunicaciones, el sistema de pensiones, entre otros segmentos, incluso ofreciéndoles ventajas a los “inversionistas” internacionales por las cuales posteriormente - como lo estamos viendo hoy en día en el caso CEL-ENEL - el país vería seriamente afectados sus intereses.

La corrupción igualmente fue otro trazo de ese período y la implementación hasta el extremo del modelo neoliberal acaba reduciendo al mínimo el Estado, entregándole a la iniciativa privada roles cruciales para el desarrollo social y económico del país.

Como si eso fuera poco, en 2001 la economía es dolarizada fragilizando más aún la capacidad exportadora del país, reduciendo el poder adquisitivo del trabajador y como tiro de gracia el gobierno de derecha de ARENA firma el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, que expondría al país a condiciones totalmente desiguales de competitividad con el gigante del norte, teniendo como consecuencia el aumento de las importaciones con serios prejuicios en la balanza comercial, la quiebra del agro y una reducción aún mayor de la capacidad exportadora del país.

A esa altura del campeonato, ante las deportaciones masivas de los hijos de inmigrantes que en los 80’s habían huído hacia los EUA, y siendo muchos de ellos miembros de las peligrosas pandillas del Barrio 18 y Mara Salvatrucha, la criminalidad impera en el país, las empresas de seguridad privada se proliferan, el número de muertes comienza a ascender a tal punto que en 2009 el país es declarado el más violento del mundo con tasas de muertes oscilando entre los 14 y 16 óbitos diarios. De igual forma el país acabó formando parte de lo que se conoce como el triángulo Norte, una de las regiones más peligrosas del planeta por donde circula buena parte de la droga oriunda de Sudamérica con destino a los Estados Unidos.

Ese fue el precio que el país tuvo que pagar como resultado de unos acuerdos de paz que si por un lado pusieron fin al conflicto armado y permitieron la inserción al proceso democrático de las fuerzas de izquierda, por el otro, no tocaron las estructuras de poder que mantenían al pueblo en la opresión y la pobreza.

Pero el ciclo de los acuerdos de paz se completó en marzo de 2009 cuando el FMLN, en alianza con Mauricio Funes y sus amigos, consiguieron sacar del poder a la derecha representada por ARENA, iniciando un nuevo ciclo de expectativas para el pueblo salvadoreño, expectativas que con el pasar de los años se han visto frustradas ante la incapacidad del gobierno de llevar a cabo los cambios estructurales que el país necesita para sacar a millares de salvadoreños de la miseria.

Si las dictaduras militares no consiguieron acabar con la miseria y la exclusión social, incluso porque no lo buscaban, al parecer la democracia tampoco ha sido capaz de, después de 21 años de “paz”, traerle al país la tan anhelada justicia social.

Me atrevo a decir que la impunidad es en buena medida responsable por  nuestro fracaso; escuchamos diariamente como los ciudadanos defienden a verdaderos criminales de guerra. Por su parte, el Estado salvadoreño ha resistido juzgar, o incluso entregar a la justicia internacional, a sus criminales de guerra. Genocidas circulan libremente en el país y los gritos de guerra del mayor partido de derecha del país continúan a encantar a jóvenes y adultos, sin que estos sean capaces de reconocer que su partido fue fundado por un genocida. Por el lado de la izquierda muchos de sus miembros, que también cometieron crímenes de guerra, continúan en la impunidad y algunos incluso ocupan importantes cargos en el gobierno del presidente Funes, otros son asesores estratégicos de países amigos o han sido agraciados con becas de estudios en importantes instituciones académicas.

En El Salvador la justicia simplemente protege y premia al criminal lo que impide que se pueda avanzar y sentar un precedente de tal forma que los mismos delitos no sean cometidos nuevamente y podamos así pasar a limpio esa sangrienta página de nuestra historia. Los que en otros tiempos cometieron serias violaciones a los derechos humanos, desde la firma de los acuerdos de paz han ejercido importantes cargos en los gobiernos de turno, han sido nombrado diputados, alcaldes o simplemente acabaron su mandato presidencial sin que les preocupara perder su inmunidad y ser juzgados por los crímenes de los cuáles se les acusa. Sobre otros pesan serias sospechas de envolvimiento en asesinatos en serie de sus compañeros de lucha en las filas guerrilleras, cargos que evidentemente ellos niegan, pero a pesar de ello ejercen importantes cargos en el gobierno actual y ya vislumbran vuelos más altos para las próximas elecciones presidenciales…

De igual forma, la propia naturaleza represiva del Estado contribuye a que las cosas continúen como estaban o hasta peor. En los acuerdos de paz se modificó la Constitución para restarle poder a los órganos represores, pero nada se hizo para impedir que el Estado continuara al servicio de los intereses de una minoría privilegiada, y si el Estado ya no reprime por la vía de las armas, continua a hacerlo a través de la ejecución de leyes que le garantiza la hegemonía a los grupos económicos de siempre. Si durante los 20 años del gobierno de ARENA los tres poderes actuaron al servicio de las minorías abastadas, con la llegada del FMLN al poder las cosas tampoco han sido diferentes, ellos continúan a servirse del Estado para la satisfacción de sus intereses o  de otros grupos políticos que les han concedido su apoyo a cambio de cargos y prebendas políticas.

Violaciones a la Constitución tanto por la izquierda como por la derecha, interferencia entre los poderes del Estado, desacatos a fallos de la Sala de lo Constitucional, engavetamiento de importantes demandas de inconstitucionalidad o la concesión de fallos relámpagos sin que se explique el por qué de tanta prisa mientras centenas de otras demandas esperan en la fila por años para ser juzgados, han estado a la orden del día en los últimos 21 años.

No podríamos dejar de destacar de igual forma la evasión y la elusión fiscal por parte de la derecha empresarial y, a lo que todo indica, la izquierda y sus empresas también han estado fraudando al fisco conforme nos hemos enterado en los últimos días. ¿Y qué decir de entidades como la Corte de Cuentas o el Ministerio Público que durante años han estado al servicio de los gobiernos de turno, incluso el actual? ¿Y la violación de los acuerdos de paz al nombrar militares para los cargos de Defensa y Seguridad Pública y la Policía Nacional Civil?

Delante de este cuadro, ¿podemos decir que se alcanzó la paz? A decir verdad, la guerra nunca acabó, apenas salió de la esfera bélica y pasó a la esfera política. Las mismas fuerzas que se enfrentaron durante el conflicto continúan luchando aunque con distintas armas, y el pueblo continua siendo víctima de los intereses y caprichos de las fuerzas políticas y económicas hegemónicas. Me atrevería igualmente a decir que el país necesita superar esa generación de políticos y banderas que comenzaron y acabaron la guerra civil. El pueblo necesita reinventarse políticamente, superar la polarización ARENA – FMLN así como también a los otros partidos políticos parásitos de estos últimos.

Pero por encima de todo, necesitamos entender que la democracia no es un evento, no es un sacramento conmemorativo que se repite a cada tres o cinco años cuando somos convocados a decidir qué partido político se burlará de nuestra cara durante el próximo período. La democracia es un proceso, por lo cual activo, vivo, un proceso de luchas y no de negocios turbios por debajo de la mesa, donde todos debemos participar de la tomada decisiones, un proceso que dispensa los gurús, los iluminados, los caudillos, los líderes vitalicios. En la democracia participamos todos, nos organizamos, nos renovamos, buscamos todos juntos salidas para nuestros problemas.

La democracia actual no nos sirve, es una democracia al servicio de los intereses de las minorías hegemónicas, es una democracia al servicio del mercado, de los políticos sin escrúpulos, de la oligarquía, de las multinacionales, pero jamás a servicio del pueblo.

A 21 años de haber alcanzado la paz ya estamos grandes lo suficiente como para entender que el camino trillado hasta este momento ha sido equivocado. Comenzar desde abajo, reinventarnos, organizarnos, tener la osadía de pensar diferente y contra todos los pronósticos de los poderes hegemónicos nacionales e internacionales, cambiar radicalmente nuestra forma de pensar, de sentir, de ser país, sólo así podremos fundar un país para todos.

Edwin Lima
edwinlima.blogspot.com

Tuesday 15 January 2013

EL CASO CEL-ENEL Y LOS ASOCIOS PARA EL CRECIMIENTO

El acuerdo entre la ENEL y el Estado Salvadoreño fue firmado en junio de 2002 por el gobierno de turno del presidente Francisco Flores, miembro del partido ARENA. Hago énfasis en mencionar ARENA porque fueron ellos, bajo la promesa de la generación de empleos y la escusa que el Estado no es buen administrador, que entregaron las “joyas de la corona” del Estado Salvadoreño a los inversionistas extrangeros, sin importarles si los contratos que estaban siendo firmados eran nocivos a los intereses del país. Muy por el contrario, para ese partido, cuanto más nocivos fueran los contratos mejor, porque su único y exclusivo interés era vender los activos del país al peor postor (para sus propios intereses) y recibir la parte que les correspondía por intermediar el negocio. De esa manera vendieron el sistema de telecomunicaciones, las empresas de distribución de energía eléctrica, dolarizaron la economía, prácticamente regalaron la banca y el sistema de pensiones , firmaron el TLC que nunca favoreció al país, muy por el contrario ayudó a quebrar el agro y otros segmentos y fragilizó la capacidad exportadora del país.
No deja tampoco de llamar la atención la actitud de la ANEP y de muchos empresarios que insisten en que el Estado Salvadoreño debe aceptar la resolución del tribunal de apelaciones de Paris sin importarles en lo absoluto que el contrato firmado por Francisco Flores fue un asalto a mano armada para el país. Son estos nacionalistas los que quieren volver al poder para acabar de una vez por todas con el país. Son estos los que critican al gobierno de Funes, los que acusan de despilfarro mientras que cuando estuvieron en el poder asaltaron al Estado Salvadoreño y lo que no se llevaron ellos mismos prácticamente lo regalaron a los capitales internacionales, como fue el caso de la banca.
Sin embargo, si por un lado la actitud del gobierno Funes al no aceptar los fallos del tribunal de apelaciones de París es loable , por el otro, ese mismo gobierno está presionando a la Asamblea Legislativa para que apruebe la ley del “Asocio para el Crecimiento”, una ley que es de la misma naturaleza de las privatizaciones que ARENA llevó a cabo en los 20 años que estuvo en el poder, pero para no asustar a los “revolucionarios” del FMLN no le llaman privatizaciones. Conforme Carlos Ábrego comentaba en su blog,  “El presidente Funes insiste en la urgencia y sobre todo en que este “acuerdo” (esta ley no menciona ningún gobierno extranjero), no contiene el principio de privatización”, lo que está lejos de ser verdad. Las concesiones de los bienes del Estado pueden durar décadas, generaciones y todos sabemos que el único objetivo de tales inversiones de los agentes privados es sangrar los recursos del Estado salvadoreño.
La actitud de Funes es simplemente contradictoria, para no decir cínica, lo que hace con las manos al defender los intereses del país en el caso CEL, lo destruye con los pies al querer meter al país en un problema mucho mayor con el “Asocio para el Crecimiento”, y si por un lado tal actitud es incomprensible, por el otro es coherente con lo que hasta ahora ese gobierno ha mostrado en materia económica, una verdadera continuidad de las políticas neoliberales de los gobiernos anteriores de ARENA, incluso algo afirmado en un comunicado de la comisión política del FMLN y por el mismo Salvador Sánchez Cerén, alas “el profesor”...
La conclusión de la Corte de Cuentas en el caso CEL-ENEL es justa: “… El acuerdo entre CEL y Enel, de fecha 4 de  junio de 2002 contiene beneficios que favorecen la generación energética en el país… no obstante también tiene cláusulas en las que la capitalización de las inversiones benefician únicamente al socio estratégico”, ¿yo me pregunto, como puede llamarse un socio de estratégico cuando el Estado está siendo prácticamente estafado?, sólo ARENA para responder a esa pregunta…
Si ARENA hipotecó el patrimonio del país, Funes quiere darle el tiro de gracia con el “Asocio para el Crecimiento”, cabe a la Asamblea Legislativa no permitir que esa ley pase en el congreso. Lo que el “Asocio para el Crecimiento” propone no es nada que el Estado Salvadoreño no pueda realizar sin comprometer los intereses del país como lo hizo ARENA; si para tal fin es necesario adquirir deuda, la misma se justificaría con las ganancias que tales inversiones le generarían al Estado. Como ejemplo podríamos citar los 100 millones que ENEL invirtió en la geotérmica; tal montante de dinero no ameritaba la inversión extranjera, podría haber sido levantado através de un préstamo el cual, 11 años después de firmado ese contrato, ya podría haber sido pagado con el propio lucro que la geotérmica le ha generado al país. Sin embargo, la visión neoliberal reza que el Estado no es buen administrador, pero tal afirmación apenas esconde una verdad: la iniciativa privada quiere obtener para sí las ganancias generadas por el patrimonio del país, por un lado, y por el otro, embolsarse los tributos generados por la clase trabajadora salvadoreña la cual contribuye con más del 80% de la carga fiscal del país.
Luchar contra el fallo del tribunal de apelaciones de París es una cuestión de honra, de la misma forma que lo es no aprobar la ley de “Asocio para el Crecimiento”, ante la cual nuevamente el partido ARENA está en primera línea listo para dar sus votos. ¿Qué hará el FMLN? Tema de los próximos capítulos…
Edwin Lima
edwinlima.blogspot.com